Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Por falta de pruebas absolvieron al acusado

Por no haberse acreditado su autoría responsable en el hecho, el Tribunal en lo Criminal Nº 1 absolvió ayer a Juan Carlos Figueroa Gagliano, apodado "Jipi", a quien se imputaba el homicidio de Daniel Jesús Herrera (17), hecho cometido en noviembre 2002. En la parte final del fallo y atento al resultado recaído en el caso, los jueces Enrique José Montironi, Hugo Alberto De Rosa y Mario Lindor Burgos, dispusieron la libertad del encausado, quien se hallaba detenido en la cárcel de Villa Floresta y no presenció la lectura de la resolución.
Por falta de pruebas absolvieron al acusado . Punta Alta. La Nueva. Bahía Blanca


 Por no haberse acreditado su autoría responsable en el hecho, el Tribunal en lo Criminal Nº 1 absolvió ayer a Juan Carlos Figueroa Gagliano, apodado "Jipi", a quien se imputaba el homicidio de Daniel Jesús Herrera (17), hecho cometido en noviembre 2002.


 En la parte final del fallo y atento al resultado recaído en el caso, los jueces Enrique José Montironi, Hugo Alberto De Rosa y Mario Lindor Burgos, dispusieron la libertad del encausado, quien se hallaba detenido en la cárcel de Villa Floresta y no presenció la lectura de la resolución.


 Los magistrados consideraron demostrado que el 17 de noviembre de 2002, en un descampado ubicado en Donado al 1700, fue hallado el cuerpo sin vida de Daniel Jesús Herrera, quien dejó de existir a consecuencia de un disparo en la región parietal derecha.


 En un principio se presumió que podría tratarse de un suicidio, aunque a partir de pericias histopatológicas realizadas sobre el cuerpo de la víctima, se determinó que el proyectil había sido disparado desde larga distancia y, por ende, que Herrera había sido asesinado.


 Después se hizo alusión a los alegatos, en los cuales el fiscal Guillermo Petersen, consideró que había elementos suficientes para imputar a Figueroa Gagliano del crimen, y reclamó la imposición de 17 años de prisión.


 Basó su posición en diversos testimonios, algunos de los cuales aludían a un incidente previo entre el acusado y la víctima y a un encuentro que habían mantenido algunas horas antes del hecho.


 Por su parte, el doctor Miguel Angel Asad, representante de la familia Herrera, coincidió con la postura del fiscal y se quejó de no haber tenido la posibilidad de llevar al debate, testimonios recogidos durante la instrucción, los cuales no fueron incorporados por lectura al juicio.


 En su opinión, esto le impidió "particularizar las contradicciones" en que incurrieron dichos testigos.


 Señaló Asad que se demostró la existencia del homicidio y resaltó la personalidad violenta del encausado y su presunta mendacidad al declarar.


 En la resolución se citó, por último, la posición mantenida por la defensora oficial, doctora María Graciela Cortázar, quien pidió la absolución de Figueroa Gagliano, al sostener que no se había demostrado su responsabilidad.

Falta de pruebas




 Al fundamentar el veredicto, el juez Montironi, con quien adhirieron sus pares, afirmó que no se hallaron pruebas para adjudicar responsabilidad al procesado en el homicidio.


 "No existe un solo elemento cargoso, de calidad y entidad suficiente que, certeramente, me lleve a sostener que Figueroa Gagliano resulta ser autor o tenga algún grado de participación en el hecho criminoso que se le imputa", indicó.


 "En apoyatura de lo que vengo sosteniendo --agregó--, diré que la probanzas enunciadas por la fiscalía y por el particular damnificado en apoyo a la solución condenatoria que propugnan, no revisten entidad suficiente para ser consideradas como tales".


 El tribunal consideró como "vagos e imprecisos" los relatos de dos testigos que dijeron haber visto a tres personas y una camioneta similar a la del acusado en la zona del crimen, pero no pudieron señalar a Figueroa Gagliano como integrante de ese trío.


 Sobre el incidente previo mencionado por la acusación, los jueces entendieron que esa disputa de Figueroa Gagliano se produjo con un individuo que estaba con Herrera ese día y que fuera la anterior pareja de la mujer que entonces acompañaba al imputado.


 Por último, se mencionó que, a partir de testimonios, se determinó que la noche previa al suceso, Figueroa Gagliano participó de una reunión familiar, de la que se retiró ebrio y realizó disparos al aire con un arma de fuego.


 Se habría establecido que el procesado durmió en ese lugar y al día siguiente, luego de levantarse, concurrió junto con su familia a un balneario y después se enteró que lo buscaban porque le imputaban la muerte de Herrera.


 "Este derrotero seguido por el inculpado no guarda ninguna relación con el que siguiera la víctima, salvo en la circunstancia puntual y no suficientemente demostrada de que, aproximadamente a las 4 horas de la madrugada del día en que perdiera la vida Herrera, hubo un encuentro circunstancial en una esquina del barrio Bajo Rondeau, pero nada que haga presumir que se trató de una pelea o discusión con la víctima", sostuvo el tribunal.


 Finalmente, ante la falta de pruebas, se resolvió absolver al inculpado y ordenar su libertad.

"Nunca tuve que ver con esto"




 Juan Carlos Figueroa Gagliano dijo, a poco de firmar el acta que le permitiría salir en libertad, que nada tuvo que ver con el crimen.


 "La verdad es que nunca tuve que ver con esto y quedó bien claro dentro del juicio que cometí el error de haber disparado esa noche, pero en ningún momento contra él", expresó ante la prensa que cubrió la lectura del fallo.


 Agregó que esa noche se hallaba alcoholizado y que conocía a la víctima, pero afirmó que no tenía problemas con Herrera.


 "Creo que tomé vino como nunca y eso me llevó a descontrolarme del todo. No sé si los chicos donde estuve tomando le podrían haber puesto algo a la bebida y por eso me descontrolé", dijo.


 "Si yo supiera quién lo mató --agregó--, se lo hubiese comentado a los jueces".


 Más adelante, flanqueado por dos guardias del Servicio Penitenciario Bonaerense, expresó que el día del homicidio no estuvo con Herrera y después explicó qué razón lo llevó a abandonar la ciudad.


 "Me fui por las constates amenazas y la persecución que tenía por parte de la familia Herrera. Por los lugares donde estaba, siempre habían autos buscándome", enfatizó.


 Finalmente, sostuvo que no asistió a la lectura del fallo para evitar problemas y adelantó su intención de radicarse en Comodoro Rivadavia, ciudad en la que fuera detenido.


 "No tengo miedo, sino que es para no dar motivos y seguir con problemas con esta gente", concluyó.

Indignación de la familia




 Momentos de tensión se vivieron en la planta baja del Palacio de Justicia, tras conocerse el fallo, cuando el padre de la víctima manifestó su indignación por el resultado del juicio.


 Después que los jueces abandonaron la sala, Juan Carlos Herrera se puso de pie y comenzó a gritar, mientras otros familiares rompían en llanto.


 "¿Esta es la justicia que les van a enseñar a estos chicos? ¿Les van a enseñar a mentir y a ser corruptos?", dijo el hombre, aludiendo a un grupo de alumnos secundarios que presenció el debate acompañado por un docente.


 Llorando y estrechándose en abrazos con varios familiares, Herrera espetó "que Dios me perdone", y se retiró rápidamente sin formular otras declaraciones.

Seguridad. Un inusual operativo de seguridad se advirtió durante la audiencia, ya que cinco policías se apostaron para vigilar y cachear a los concurrentes a la sesión. Inclusive, si bien el padre de la víctima se ofuscó por la requisa, no se negó a que se le efectuara.