Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Intento desestabilizador: el Gobierno suma sospechas

   El gobierno suma en las últimas horas datos y testimonios que lo conducen siempre a la misma conclusión: hay un intento "serio" de desestabilizar al presidente Mauricio Macri de parte de sectores "duros" del kirchnerismo, de organizaciones sociales que hasta el año pasado se habían mostrado condescendientes con la administración, más el aporte callejero y en las redes de los tradicionales partidos de izquierda y la tropa de tuiteros a disposición de las causas de turno.

   El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, ha sido de los más concretos en denunciar públicamente esos intentos destituyentes: al menos tres veces en las últimas 48 horas dijo que hay sectores que quieren que "al gobierno le vaya mal, que se vaya antes de tiempo". Y le apunto especialmente a los dirigentes de la CGT, que llegaron a pedir la cabeza del ministro Francisco Cabrera a cambio de no hacer el paro del 6 de abril.

   También al sector más radicalizado de los gremios docentes que conduce el kirchnerista Roberto Baradel, cuyo propósito sería el de "hundir" la muy buen imagen que hoy conserva María Eugenia Vidal en la provincia. O a la campaña de La Cámpora en las redes bajo el lema "luche y se va".

   La punta de esa montaña de sospechas que anidan en importantes despachos oficiales no es otra que Cristina Fernández de Kirchner. Quien, según los análisis de algunos ministros del gabinete, buscaría de paso fomentar la desestabilización para tapar sus propios dramas en la Justicia y una no descartada suposición de que en algún momento un juez decida mandarla a la cárcel.

   Macri se refirió a esas sospechas durante un reportaje televisivo del pasado domingo, pero se excusó en la razonable postura de no poder "hacer semejante afirmación" cuando le preguntaron si Cristina quiere que se vaya antes y si es posible en helicóptero, como Fernando de la Rúa en 2001.

   Puertas adentro de los despachos, la información es mucho más fluida aunque ningún funcionario se avendría por ahora a hacer pública sus sospechas. Pero en reuniones privadas, como también en los dos encuentros de la "mesa chica" del gobierno que encabezó el presidente ayer y esta mañana, hay nombres y apellidos, y situaciones, que se ponen sobre la mesa.

   Es un secreto a voces en el gobierno, por citar el caso al que se le asigna más gravedad, la sospecha de que Baradel actúa por orden de exfuncionarios del gobierno de Cristina, sino por directivas provenientes de la propia expresidenta.

   "Baradel tiene orden de no aceptar ningún acuerdo, le ofrezcan lo que le ofrezcan, lo llaman todos los días", rezongan en un despacho político. Del mismo modo creen que hay intentos desestabilizadores en la marcha docente del 6 y 7 de marzo, en la concentración de la CGT frente al ministerio de la Producción, y en el pedido de renuncia del ministro Cabrera que hizo Juan Carlos Schmid, o de cambio liso y llano de la política económica que reclamaron los massistas Héctor Daer y Carlos Acuña.

   También sospechan de la cambiante actitud de los movimientos sociales nucleados en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Le apuntan en especial al expiquetero kirchnerista Emilio Pérsico, quien la semana pasada dijo que si el gobierno no atiende sus reclamos "entraremos en un terreno peligroso para la democracia".

   Aunque negó que en su caso quiera que Macri se vaya en helicóptero. Les llama la atención además que el líder del Movimiento Evita haya dejado de atenderle el celular de Carolina Stanley, con quien anudó una relación de entendimiento durante todo el año pasado. "De pronto los blandos se vuelven duros", se escucha decir en un despacho. Casi calcado de la reflexión de Frigerio, que se mostró extrañado porque la CGT se mantuvo dialoguista en 2016 y ahora amenaza con paros en medio de la campaña electoral.

   Casi como una anécdota, aunque nada de esto para el gobierno es chiste, los funcionarios sumaron a la lista de acechanzas algunos despropósitos como las declaraciones de Aníbal Fernández y Estela de Carlotto, o el insólito tuit de Luis D'Elía: los tres culparon a Macri por la tragedia ocurrida en Olavarría durante el recital del "Indio" Solari.