Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Almorzando con Mauricio

   Esta vez fueron tres las vecinas que tuvieron la oportunidad se sentarse a almorzar cara a cara con Mauricio Macri. Ocurrió, como en otras varias oportunidades anteriores, en el comedor privado del presidente, ubicado junto al principal despacho de la Casa Rosada y que tras haber sido casi abandonado durante la gestión anterior, fue recuperado y acondicionado para este tipo de reuniones "más intimistas", como las describe un funcionario con acceso al área presidencial.

   Exactamente a las 13.30, como estaba pactado de antemano, Macri aguardó en la puerta del comedor a sus tres invitadas: Mariana Bartalini, de Avellaneda; Edelmira Lerma, de Morón, y Elvira Rosa Tirados, de Ituzaingó. Todas verdaderas "señoras de barrio" que de este modo vieron cumplida una promesa.

   Fue la que les hizo el entonces candidato presidencial de Cambiemos, entre abril y mayo de 2015, en plena campaña electoral. Eran tiempos de "timbreo" casa por casa en diversas zonas del conurbano bonaerense, casi siempre con la presencia de la también candidata a gobernadora María Eugenia Vidal.

   "Cuando sea presidente van a venir a almorzar conmigo en la Casa Rosada, pero para eso necesito que me ayuden a llegar", cuenta ahora un vocero habitual del mandatario que era la promesa/ruego que Macri dejaba en cada uno de esos contactos.

   En el caso de Mariana, Edelmira y Elvira la promesa fue más formal y no tan "general" como en los cientos de timbres que se tocaban. Y esta semana apareció un hueco en la agenda por lo que finalmente las tres vecinas del conurbano se sentaron a la mesa del presidente.

   La modalidad de los almuerzos de vecinos a solas con el presidente no es nueva en las estrategias comunicacionales de Pro. Ya fueron utilizadas por el propio Macri cuando era jefe de gobierno de la Ciudad, y cuentan que fue seguida después por Horacio Rodríguez Larreta, quien también una vez cada tanto se sienta a comer con habitantes porteños en la sede de Parque Patricios.

     Los almuerzos, que para variar hay quienes en el mundillo macrista dicen que fue una idea original de Jaime Durán Barba, parecen hijos de otra estrategia comunicacional aplicada por los equipos de gobierno como los focus group, una suerte de encuesta pero cara a cara en una oficina gubernamental en la que se indaga acerca de la opinión de la ciudadanía sobre aquello que el gobierno desea saber.

   Para corregir o ratificar rumbos. Un memorioso recuerda que de uno de esos focus salió el consultor ecuatoriano con la consigna "rendición incondicional" para quienes quisieran sumarse por aquel entonces a la naciente alianza Cambiemos.

   Durante el almuerzo de hoy, entre un bife con ensalada, agua mineral y gaseosas y flan casero de postre, el diálogo fue animado y con cruces de opiniones. Las vecinas no se privaron de expresarle al presidente la preocupación que sentían por temas de dureza cotidiana como la inseguridad.

   También hablaron de educación, y Macri se explayó en explicarles uno de los temas de la gestión que lo apasiona, que es el "emprendedurismo", una idea destinada a lograr que puedan abrirse empresas "en un día", sin tanto trámite burocrático, y para lo cual ya hay un proyecto de ley.

   Después hubo espacio para saludos y agradecimientos por la promesa cumplida, y la foto de rigor del presidente y sus invitadas frente a uno de los murales que decora el comedor privado de la Casa Rosada.