Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Incierto futuro de Randazzo

Los rumores sobre una inminente renuncia de Florencio Randazzo que inundaron los pasillos gubernamentales en la medianoche del lunes llegaron ayer por la mañana hasta la habitual conferencia de prensa que ofrece Aníbal Fernández en las puertas de la Casa Rosada. “No tengo ninguna certeza”, agigantó el misterio el jefe de Gabinete, quien ni desmintió ni convalidó las versiones alimentadas desde algunos despachos oficiales.

Todo se precipitó tras conocerse de manera extraoficial sobre una reunión que el todavía ministro de Interior y Transporte mantuvo el lunes por la noche en la residencia de Olivos con la presidenta Cristina Fernández. Hay dos versiones sobre ese contacto: que fue promovido por la mandataria, quien lo convocó a través de Carlos Zannini. Otros dicen, en cambio, que el pedido de audiencia partió de Randazzo. De hecho, el secretario de Legal y Técnica y ahora candidato a vicepresidente de Daniel Scioli participó de la conversación, que se extendió casi hasta la medianoche.

De allí, y de fuentes que habitan la planta baja de la Casa Rosada, donde tienen sus despachos Randazzo y Zannini, salieron las versiones sobre la presunta decisión del hombre de Chivilcoy de presentar ahora mismo su renuncia. Pese a que, en una conceptuosa carta que le envió a la presidenta tras declinar la candidatura a gobernador de Buenos Aires, le aseguraba que seguiría en su puesto hasta el 10 de diciembre. Y recordaba que era “un hombre de palabra”.

El ministro, siempre según lo que se dice en los corrillos del kirchnerismo, habría decidido cambiar de planes y adelantar su salida del Gobierno, mortificado por la catarata de críticas que le generó su ahora célebre “no” a Cristina. Y un paso en esa dirección habría dado en el vuelo de regreso de Rosario, el pasado sábado, tras el acto del Día de la Bandera, cuando le comentó a algunos de sus pares su decisión. Aníbal F. recordó que habló en ese viaje “como 300 palabras” con Randazzo, pero declinó precisar el contenido de la charla.

Otras voces gubernamentales dicen por su lado que el destino de Randazzo en el gabinete está inexorablemente sellado, pero que no será el 10 de diciembre, como él había planteado en aquella carta. “Se va mucho antes, después de las PASO”, deslizó el informante, que obtuvo retazos de aquella conversación del lunes.

Según esa construcción, Cristina no quiere remover el avispero justo ahora que arranca de lleno la campaña electoral hacia las elecciones internas del 9 de agosto, en la que ella misma se involucrará con varios viajes al interior y numerosos actos en apoyo a la fórmula Scioli-Zannini, y de otros candidatos que necesitan su visita y la consabida foto.

Pero ya habría decidido que Randazzo no siga en el cargo ni un día más después de las PASO, una forma de cobrarse el profundo malestar que le provocó el rechazo del ministro. La presidenta, dicen de todos modos con cierta lógica en el Gobierno, no podrá impedir que Randazzo efectivamente cambie de planes y presente su dimisión con carácter de indeclinable mucho antes de lo prometido. Aunque pesa la palabra empeñada.

Nunca faltan los confidentes que avanzan un casillero más de lo aconsejable y ya plantean que hay un hombre que se prueba el traje de ministro por si suena el celular de Olivos: el actual vice de la cartera, el secretario de Transporte Alejandro Ramos, de relación apenas formal con Randazzo, que viene de hacer una muy buena elección en Santa Fe como compañero de fórmula de Omar Perotti.