Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Hollande también mira "el contexto"

Como en las viejas películas del Far West, o aquí nomás, en cualquiera de los duelos a matar o morir que promete el gobierno contra sus enemigos, cabría utilizar el mismo parlamento, o la misma frase: "le hice tomar de su propia medicina".

Viene al caso de la decisión del presidente de Francia, François Hollande, de suspender el viaje a Buenos Aires que tenía planeado realizar en marzo. Y que ahora recién concretaría en agosto o septiembre.

La noticia de la suspensión de la visita pasó casi de largo en los medios, o quedó sepultada bajo la montaña de información que generó la no aclarada muerte del fiscal Alberto Nisman. Pero dejó un regusto amargo en algunos diplomáticos argentinos de carrera que hoy padecen la gestión entre intrigante y persecutoria de Héctor Timerman y de los jóvenes de La Cámpora que han copado "La Casa", como se conoce a la Cancillería.

Eso no impidió sin embargo reparar en un dato: la decisión de Hollande no sólo coloca al país en el nivel más bajo de los últimos años de la relación bilateral, desgastada de por sí como con el resto de los países de Europa, sino que ocurre "en el contexto" de los gravísimos atentados en París y la escasa atención que Cristina Fernández y algunos de sus más firmes aliados pusieron en torno a tamaña tragedia.

Por razones obvias, Francia prefirió atribuir ese "contexto" que motivó que Hollande decidiese no viajar a la problemática del terrorismo que disparó en Francia el atentado contra “Charlie Hebdo” y un supermercado kosher.

Pero aquellas fuentes aseguran que responde también al malestar en el gobierno galo por esa actitud del gobierno, que en lugar de condolerse y centrarse en ese bárbaro ataque, prefirió privilegiar en el mismo comunicado otro atentado ocurrido en Nigeria.

Ya había generado un profundo malestar apenas ocurrido el atentado a la revista parisina que una ultrakirchnerista como la decana de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata, Florencia Saintout, justificase en un tuit el ataque terrorista al sostener que había que mirar "todo el contexto" en el que fue perpetrado. La Casa Rosada la avaló con su silencio.

Pero lo peor estaba por venir: los durísimos agravios de otra incondicional de Cristina, como Hebe de Bonafini, que contextualizó el horror y dijo por si faltaba algún exabrupto que "la Francia colonialista no tiene autoridad moral para hablar del terrorismo criminal".

El embajador francés en el país, Jean-Michel Casa, tras consultas con su gobierno, le respondió en severos términos. Dijo en un comunicado que la titular de Madres "ha agredido a Francia de manera gratuita e indignante".

Y agregó: "Lo que me apena más aún son sus alusiones indecentes hacia nuestro país, refiriéndose a la época de la dictadura argentina. Las mismas son injuriosas para los numerosos militantes franceses que fueron asesinados junto a sus hermanos argentinos, luchando contra la represión".

El colmo del exabrupto ocurrió después de esa carta del embajador. Aseguran que la nota fue leída con tono crítico en el Palacio San Martín, y que hasta se habría pensado en llamar al diplomático "a consulta", una manera de los protocolos que implica otra cosa, como es entregarle una protesta por esos dichos.

Pero una llamada de la Rosada a Timerman, siempre según las fuentes, frenó la presunta convocatoria.

A nadie dejó de llamar la atención que justo después de ese incidente, y en medio de las insólitas vinculaciones que hizo el gobierno para acusar a Clarín y al desaparecido fiscal Nisman de "empalmar" en su primera plana el ataque a “Charlie Ebdo” con la denuncia contra Cristina por encubrimiento en la investigación del atentado contra la AMIA, llegó la notificación de la suspensión del viaje de Hollande, o su postergación por lo menos hasta agosto.

"Es por el contexto general", dijeron las fuentes francesas. Como hacerle probar de la misma medicina.