Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El bono navideño divide las aguas

Por Eugenio Paillet

La pertinaz resistencia de Axel Kicillof a otorgar un bono navideño para empleados estatales nacionales y jubilados de todas las categorías ya divide aguas en el seno del gabinete nacional.

Es un secreto a voces en los pasillos de la Casa Rosada que algunos integrantes del ala política, entre los que se menciona a Julio De Vido, Carlos Tomada, y hasta el siempre prudente Florencio Randazzo, despotrican por lo bajo frente al evidente deterioro que le genera a la imagen del gobierno la tozudez del ministro de Economía.

El malestar, que supera a ese trío y se extiende por otros sectores del gobierno, comenzó a manifestarse al mismo tiempo que todos veían a Sergio Massa florearse en programas de radio y televisión y en las planas de diarios y portales con su oportuno anuncio: a contrapelo del gobierno nacional, el líder del Frente Renovador otorgará un pago extra a los trabajadores estatales del municipio de Tigre, una decisión extendida a los otros 25 jefes comunales del conurbano y el interior provincial que integran ese espacio.

Las quejas contra la cerrazón de Kicillof venían en aumento desde que los gobernadores de al menos siete provincias, entre ellas Córdoba, San Luis y Santa Fe, anunciaron que habrá un bono antes de fin de año para sus agentes y jubilados. Pero lo de Massa fue, al parecer, la gota que rebalsó el vaso.

"(Massa) Está quedando como el muchachito y nosotros como los malos de la película", se quejó un veterano peronista que trabaja para el kirchnerismo desde la primera hora.

Se descuenta que Kicillof no es un negador solitario sino que tiene el aval de Cristina Fernández, y el beneplácito de los titulares del Banco Central y la ANSES, Alejandro Vanoli y Diego Bossio, que deberían aportar las partidas extras para otorgar ese plus a estatales y jubilados.

La queja entre bambalinas de los miembros del gabinete se agiganta cuando hacen algunos números y miran el escenario: dicen que Massa y el resto de sus intendentes aliados pueden otorgar una mejora pese a que, por razones políticas más que conocidas, esas comunas son castigadas por la Casa Rosada con el envío de menores partidas que las que reciben los jefes comunales que no sacaron los pies del plato y permanecen fieles al kirchnerismo.

Para el caso las críticas se extienden también al gobernador Daniel Scioli, cuya administración es la responsable de distribuir esas partidas nacionales. Se cuenta, por caso, que hubo una fuerte queja de varios jefes comunales del Frente para la Victoria. Algunos de ellos administran muchos más fondos que Massa o sus colegas del FR, y enfrentan situaciones sociales complicadas.

Se dice en los pasillos que Julio Pereyra, de Florencio Varela y Patricio Mussi, de Berazategui, y aspirante a la sucesión de Scioli en 2015 justamente de la mano de De Vido, hicieron oír su voz en el piso undécimo del Palacio de Hacienda, donde tiene sus despachos el arquitecto.

Ocurre que Massa, sobre llovido mojado, alardeó que con menos fondos nacionales recibidos y una buena administración ("y transparente") de los recursos municipales se puede avanzar en el otorgamiento de ese beneficio extra, mientras sus rivales kichneristas -que gozan de buena salud presupuestaria por el alineamiento que mantienen- deben reconocer que desde el ministerio de Economía les repiten todos los días lo mismo: "No hay fondos".

Kicillof, en tanto, tiene un aliado de hierro: Jorge Capitanich. Cada mañana , el jefe de Gabinete defiende desde la Casa Rosada la postura del ministro y niega una y otra vez reclamos de sindicatos y organizaciones de la clase pasiva por el bono navideño, con argumentos tales como que los aumentos conseguidos en paritaria son suficientes, y que la alta inflación que deteriora ingresos y por la que protestan los quejosos es apenas "una mentira alevosa" de los medios opositores.