Llegó la manada

David Roldán

droldan@lanueva.com

No pierden ni un solo minuto. Es que apenas llega el primer turista, seguramente estarán presentes.

Son los coatíes.

Que llaman la atención ni bien uno los observa.

Porque tienen una forma bastante extraña. De lo que se ve, uno advierte un hocico largo parecido al cerdo en la punta de una cabeza delgada, junto con orejas pequeñas.

Su piel es pardo suave o negra, con anillos simétricamente distribuidos a lo largo de todo su cuerpo. Lo que no advertimos son sus pies negros y... las garras.

No solo nos rodean, sino que van y vienen con un objetivo: comida.

Son capaces de subirse a una silla y de esta a una mesa. Aprovechando la distracción humana, se escapan con lo que encuentran, sin dar la oportunidad para detenerlos, aunque esta acción podría ser peligrosa, pues defienden a muerte su botín.

Llegan en manadas de 20 o 30 e... ¿invaden?... porque la zona de las cataratas del Iguazú y la selva son su propio hábitat.

Exótica, rara, esta mascota llama la atención cuando dejamos de admirar la maravilla que son los saltos de agua...