Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Samper se aleja de UNASUR

Escribe Emilio J. Cárdenas
Samper se aleja de UNASUR. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

Anticipando las consecuencias del cambio de viento político en la región, el pícaro ex presidente de Colombia, Ernesto Samper, acaba felizmente de dejar de ser el Secretario General de UNASUR. Allí al primero en ocupar ese cargo, Néstor Kirchner, cuya gestión se frustró por su inesperado fallecimiento.

Samper era realmente un hombre que estaba virtualmente cautivo de los bolivarianos. Una pieza central de su aceitado engranaje aplaudidor y disimulador regional. Un incondicional absoluto. Un instrumento útil. Casi un cómplice.

No importaba que no pudiera entrar a los Estados Unidos que no le confieren visa por las serias dudas que generan supuestas conexiones con el dinero del narcotráfico que podría, quizás, haber contribuido a financiar su campaña electoral presidencial en Colombia. Su rol era muy otro. Nunca el de interlocutor con el país del norte. Su papel principal era ciertamente el de unificar la posición política regional de modo de que ella fuera siempre útil a los objetivos bolivarianos. Y lo cumplió, con creces. Hasta el final.

Por ello los Cancilleres de UNASUR agradecieron efusivamente su labor, por “su contribución a la paz regional y a su integración”. Lo hicieron en una reunión especial celebrada en Quito, la sede de UNASUR.

Su compañera de ruta, la arrogante canciller venezolana Delcy Rodríguez, destacó que la ida de Samper “no presenta un vacío administrativo y continúa en desarrollo el debate, en su seno, de los principales problemas de la región”.

A lo que agregó que ahora se escogerá un nuevo secretario general del bloque, una tarea indispensable que no resultará nada fácil desde que ya no hay homogeneidad, ni silencios cómplices, en los pareceres de sus distintos Estados Miembros. Habrá que esperar para saber cómo, en más, sigue esta historia. No hay todavía nombres que floten como candidatos con posibilidades de éxito. Y no será fácil generarlo en un espacio complicado por la posibilidad de “vetos” que de pronto surjan de todos los rincones posibles.

En su alocución, el propio Samper destacó que, con relación a Venezuela, es necesario “el pleno restablecimiento de las competencias de la Asamblea Nacional”, cercenadas profundamente por Nicolás Maduro y el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, que está y actúa como instrumento no independiente, desde que está ostensiblemente sumiso a Maduro. Y que debe respetarse el derecho de Nicolás Maduro a “gobernar hasta el final de su período”, esto es hasta que termine su mandato, aunque haya desfigurado arteramente a la democracia venezolana y a sus instituciones centrales, hasta hacerlas prácticamente irreconocibles.

Samper ha sido, queda visto, absolutamente fiel a los bolivarianos hasta el mismo final, según queda visto, ignorando sin dudar un solo instante sus constantes fechorías y pretendiendo que los bolivarianos respetan la Constitución, cuando es bien evidente que no es así.

Por todo esto, la poco educada Delcy Rodríguez le dedicó, como cabía suponer, un “reconocimiento especial” por su acompañamiento “desinteresado” en el torcido proceso de diálogo entre el gobierno y la oposición venezolanos, ya difunto. E instó retóricamente a todos a “reconocer los mecanismos comerciales interregionales” para así “afrontar nuestros importantes retos”, que es precisamente lo que Venezuela no hace jamás, razón por la que ha sido finalmente suspendida del Mercosur. De no creer. Pero los bolivarianos, en su patología, suponen que las obligaciones y los compromisos asumidos son solamente para los demás. Nunca para ellos. Y actúan de ese modo, a cara descubierta.

Se acabó de este modo un ciclo lamentable para la UNASUR. El de Ernesto Samper. O, dicho de otra manera, el bolivariano, que fuera hecho posible por las complicidades ideológicas de algunos, los silencios cómplices perversos de otros y por el deseo generalizado de “no agitar el avispero”. Mientras tanto, la región se alejó del mundo y estuvo dedicada a encerrarse en sí misma, como si el resto de las naciones no existieran. Es triste, pero ya es historia.