Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Sub 20: la clasificación no tapa culpas

Los goles del delantero bahiense Lautaro Martínez en el Hexagonal final del torneo Sudamericano que se jugó en Ecuador salvaron al fútbol juvenil argentino de otra gran decepción.

Sus cuatro conquistas –que se agregan a una más de la fase previa– fueron especialmente decisivas, sobre todo la que materializó con el último suspiro ante Brasil, cuando la eliminación parecía irremediable.

Su eficaz aporte, la rebeldía que mostraron los pibes en el triunfo 2-0 frente a Venezuela y la apática imagen del propio Brasil en el mano a mano con Colombia contribuyeron a la milagrosa clasificación del seleccionado Sub 20 para el Mundial que se desarrollará en Corea del Sur desde el 20 de mayo próximo.

Antes del desahogo que generó en el plantel el hecho de haber conseguido el objetivo, hubo una serie de desaciertos dirigenciales que no pueden disimularse. Una infinidad de desprolijidades que diezmaron a las juveniles albicelestes y tienen a la AFA como principal responsable. En ese contexto, con una crisis institucional que no encuentra solución, los chicos dieron la cara en Quito y salvaron culpas que el resultado no debe tapar.

La improvisación, el desorden y las malas decisiones, que se vienen sucediendo desde hace varios años, provocaron, por ejemplo, la renuncia del “Tata” Martino y el consecuente papelón de los Juegos Olímpicos donde Argentina se armó a las apuradas y se volvió lastimosamente en la primera ronda.

Esos mismos desmanejos, incluso más acentuados, los heredó la categoría Sub 20. Inexplicablemente, luego de diez meses de incertidumbre sin entrenador (a fines de 2015 culminó el contrato de Humberto Grondona), la Comisión Normalizadora realizó un “casting de técnicos” para ocupar el puesto vacante. Se recibieron 44 carpetas, pero llamativamente ninguna convenció.

Entonces, la elección recayó finalmente en Claudio Úbeda. En ese momento, el DT estaba dirigiendo a la Reserva de Racing y no había presentado por escrito el boceto de ideas exigido como requisito. Sin embargo, y fuera de los planes, desembarcó en el predio de Ezeiza recomendado por Gerardo Salorio, su actual preparador físico.

Su polémica llegada se produjo apenas 95 días antes del debut en la competición continental ante Perú. El período de preparación se limitó a 51 entrenamientos, sin que existiera la posibilidad de programar encuentros amistosos internacionales para adquirir un lógico rodaje futbolístico.

De ahí las dificultades, las situaciones de angustia y el tortuoso camino que debieron atravesar Lautaro Martínez y sus compañeros para alcanzar el cuarto cupo mundialista al cabo de una campaña con pocas luces, que fue fiel reflejo de la acumulación de acontecimientos adversos que acompañaron a este proceso.

¿Qué hizo la AFA en todo este tiempo, más que entorpecer el trabajo de quienes están y estuvieron a cargo del Juvenil? Nada. ¿Y qué debería hacer de aquí en adelante para salir del evidente retroceso competitivo? Recuperar con urgencia la credibilidad, zanjar disputas personales, replantearse los errores y, básicamente, fomentar proyectos que inviten a la refundación de las selecciones formativas.

Como está planteado hoy el escenario del fútbol nacional, en absoluto resultará sencillo. Y, quizás, hasta sea mucho pedir…