Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Basta de sombreros

Escribe Mario Minervino

Hace 78 años, en octubre de 1939, entró en vigencia la ordenanza municipal que prohibía el uso de sombreros dentro de las salas de espectáculos.

Elegantes, al día en cuestiones de la moda, apegadas al más caprichoso atavío, las mujeres bahienses del 30 habían hecho del sombrero uno de los usos más comunes, a partir de los variados, vistosos y elegantes modelos que llegaban a la ciudad.

“Nadie ignora que son voluminosos, levantados hacia adelante o con amplitud hacia un costado”, señaló una crónica de la época, para dar cuenta, sin embargo, de un sitio donde su uso se volvía realmente inconveniente: los cines y teatros.

“En la penumbra de esas salas de espectáculos, el sombrero femenino crece exageradamente, comentó un vecino, formando una barrera visual entre los espectadores y el lienzo donde se proyecta el filme”.

Poco a poco las protestas se hicieron sentir, la comuna recibió las quejas y, finalmente, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza que estableció “el sinsombrerismo femenino en los cines”.

A partir de su implementación, “el hombre podrá reconciliarse con la cinematografía” al recuperar la visión adecuada de la pantalla.

Solamente restaba esperar que la moda no impusiese un peinado que reemplazara “a las mil maravillas” la acción obstruccionista del sombrero prohibido.

A las pocas semanas de complementada la norma, algunas damas la acataron, mientras otras “permanecían impávidas, con sus sombreros coquetos, enhiestas las plumas de color”, resistiendo toda crítica o afrenta.

Como toda “moda”, el uso del sombrero fue con el tiempo decayendo en su uso. Incluso los hombres comenzaron a seguir nuevos rumbos, despojándose de ese elemento que por décadas fue clave en su vestir.