Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Los gremialistas, a todo vapor

Escribe Luis Tarullo
Los gremialistas, a todo vapor. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

En medio de la campaña por las PASO -que sin dudas tendrá continuidad con miras a las elecciones de octubre- hay sindicalistas que pusieron rápidamente proa a redefinir su futuro y, por supuesto, el de la CGT.

Anunciada la movilización cegetista del 22 de agosto y con un posible paro en ciernes, un grupo de dirigentes que abrevan en las 62 Organizaciones se dieron a la tarea de rearmar esa entidad tras la muerte de su jefe, el ruralista Gerónimo Venegas, pero a la vez recomponer los lazos con los sectores dispersos del mundo gremial.

Así fue que un sector reducido liderado, entre otros, por Miguel Díaz (UDOCBA) y José Ibarra (taxistas), se encontró con otra mesa chica encabezada por el camionero Pablo Moyano, quien está en la CGT que conducía su padre Hugo y desde hace un año es comandada por el triunvirato Juan Carlos Schmid-Héctor Daer-Carlos Acuña.

Ambos grupos volverán a verse las caras en los inicios de la semana que viene -posiblemente en una mesa ampliada con grupos moyanistas donde hasta podría estar Schmid- y un par de días después se haría un plenario de las 62 Organizaciones, donde por ahora está al frente el heredero de Venegas en la UATRE, Ramón Ayala.

Pero en el tradicional brazo sindical del peronismo habría movimientos, porque Ayala querría concentrarse en el gremio rural. Sucede que la muerte de Venegas cambió la relación con el presidente Mauricio Macri, que ya no le brindaría el privilegio de antes.

Además, hay versiones de que Ayala estaría impulsando una “limpieza” de gente que se habría puesto bajo el ala de Venegas tanto en el gremio como a través del partido “FE” y que no significaría ningún beneficio para el sindicato, sino más bien lo contrario.

Por ello, en las 62, Díaz, acompañado por Ibarra, aparecen como los principales bastoneros de esa tradicional entidad a la que pretenden dotarla de más volumen político y poder de fuego de negociación para una futura CGT donde abreven todos los sectores, con una conducción unipersonal.

En tanto, en la central de la calle Azopardo conducida por el triunvirato están abocados a la preparación de la marcha del 22, con las presiones de organizaciones sociales que pretenden hacerle “entrismo” a la CGT y sacarle ese mismo día una convocatoria a un paro nacional y un plan de lucha permanente contra el gobierno macrista.

Dicen que algunos sectores del moyanismo estarían de acuerdo, pero voceros se mostraron cautos y relativos en ese sentido y consideran que si les dejan meter el pie en la puerta entreabierta después será imposible sacarlos.

Además, siguen firmes las pretensiones de esos entes de constituir sus obras sociales para los desocupados y formar parte de las estructuras sindicales, lo que provocaría un desequilibrio histórico en el sistema que se tornaría irreversible.

Un dirigente señaló, además, que “si queremos que se incorporen sectores más combativos e ideológicamente más corridos hacia la izquierda, llamemos y reincorporemos entonces por ejemplo a la CTA de Pablo Micheli, con la que ya estamos juntos en lo que llamamos la ‘unidad en la acción’”.

“¨No es ninguna actitud discriminatoria. Es una cuestión lógica, de organización. El tema del desempleo está al tope en nuestra agenda, pero lo que pretenden estas entidades es de imposible concreción en cuanto a incorporación a las estructuras de la CGT y del sistema de obras sociales tal como fueron concebidos”, destacó el portavoz.

Además, añadió, “hay principios filosóficos y de principios irrefutables: si hablamos de trabajo y de crearlo, no se puede incorporar en una estructura permanente al subsidio por desocupación”.

El resultado de las elecciones a esta altura a los dirigentes gremiales parece importarles poco. No es que les dé lo mismo, pero los porotos se contarán en octubre. Y, además, entonces será igualmente una elección legislativa.

Obviamente que no les conviene un Congreso que vote una flexibilidad laboral o que no alivie impuestos que saneen los bolsillos de los trabajadores. De todas maneras, cualquier proyecto en ese sentido, no será de sanción y aplicación inmediatas.

Lo inmediato está a la vista, y son los problemas y dramas de siempre. Por eso se han lanzado a todo vapor a tratar de resolver sus cuitas internas y unificarse, en una nueva vuelta de tuerca de -como la de muchos otros sectores- su ciclotímica historia.