Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Por otros andariveles

Escribe Luis Tarullo
Por otros andariveles. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

Las recientes estadísticas de la Universidad Católica Argentina (UCA) fueron demoledoras en cuanto a pobreza y empleo (o desempleo, según como se lo mire).

Por un lado, confirmó que casi la mitad de los niños y adolescentes de la Argentina son pobres.

Por otro, que solamente cuatro de cada diez personas que están empleadas o trabajan por cuenta propia gozan en su totalidad de sus derechos laborales y sociales. Amén del eterno dato de que uno de cada tres asalariados está en negro.

Y, de paso, el INDEC también informó que una importante porción de fábricas tiene capacidad ociosa -o sea que no la está utilizando- por la baja en la actividad.

Otro semestre -el tercero- del gobierno de Mauricio Macri está concluyendo y los famosos “brotes verdes” son escasos e insuficientes para transformarse en los árboles necesarios que luego se multipliquen en frondosos bosques productivos y generadores de trabajo y bienestar.

La metáfora, extrañamente tomada por la grey política y económica mundial y local (que copia todo) de la película protagonizada por el personaje con severas limitaciones cognitivas encarnado por el genial Peter Sellers, está demorando su concreción en los hechos pese a viajes, visitas y promesas de inversiones.

Desde el gobierno se admitió días pasados que será difícil que alguien arriesgue poner su capital en estas tierras si no tiene rentabilidad. Y para ello hay que generar reglas de juego estables y atractivas.

La competitividad, y de ello se trata, entre otras cosas, se nutre de muchos elementos, por ejemplo infraestructura y seguridad jurídica.

El caso Odebrecht y el emplaste en el cual se está convirtiendo es un ejemplo de por qué desde afuera ven a la Argentina como la ven. Un día parecía que ya estaban listos y despachados para ir a la cárcel los presuntos coimeros, y ahora se anda de acá para allá mendigando una nómina para al menos iniciar una pesquisa.

En tanto, la empresa involucrada -que en otras naciones ha admitido la comisión de ilícito- sigue con sus actividades y la legislación local muestra baches y retrasos importantes con respecto a legislaciones de otros países, aún no desarrollados, en materia de combate frontal contra la corrupción.

Pero volviendo estrictamente a la faz laboral, mientras varios gremios han cerrado aumentos salariales en torno a los porcentajes que le gusta leer al gobierno aunque con trampas adicionales como sumas no remunerativas y compensaciones que elevan esos guarismos, otras organizaciones poderosas están avanzando con pedidos más suculentos y también pintándose para la guerra, por las dudas.

Son los casos, por ejemplo, de Alimentación y Camioneros, entre otros sindicatos.

Alimentación, que conduce Rodolfo Daer, pide al menos 30 por ciento bajo el argumento de que la actividad, si bien puede haber disminuido la producción, ha aumentado más que nadie los precios: casi -dice- un 50 por ciento en un año.

En tanto, Camioneros sigue firme con el 32 por ciento, aunque por abajo puede arreglar por menos y acomodar el resto en adicionales, bonus y sumas especiales.

También se supo que los trabajadores del neumático están reclamando alrededor de 35 por ciento.

Este gremio, aunque cambió de conducción, sigue inclinado políticamente hacia la izquierda, e históricamente ha logrado buenos aumentos y bonificaciones especiales. Incluso, en una compañía supo pactar un acuerdo inédito, con participación en las ganancias.

En tanto, avanza la ola política con miras a las elecciones legislativas, que por el fragor de las internas partidarias parecería una elección presidencial.

En la CGT los tres secretarios generales ya están parados en veredas distintas. Héctor Daer dejó el massismo para pasar al sector de Florencio Randazzo; Carlos Acuña está alineado con Sergio Massa y Juan Carlos Schmid confirmó en las últimas horas que será candidato a diputado por el PJ de Santa Fe.

Sobre si esto significaría una ruptura inminente de la CGT, Acuña aseguró que no hay tal riesgo. Pero si hay que atenerse a la historia, hay margen para dudar.

Pero por lo pronto, con CGT unida o separada, la realidad dice que los problemas de la gente -en más de una ocasión con categoría de drama- transitan por otros andariveles.