Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Congelamiento de óvulos

Se promociona en los medios el congelamiento de óvulos para alcanzar la maternidad a los 50 o 60 años, a fin de priorizar la carrera profesional o el éxito económico, insinuando la imposibilidad para la mujer de ser madre y trabajar al mismo tiempo, lo que muchas hoy, demostramos es posible.

Debemos decir que este procedimiento es sumamente caro.

Caro, no solo en un sentido económico, ya que resulta inaccesible para la mayoría, sino más bien caro, para el cuerpo de la mujer, dado que no se anuncia que es un tratamiento sumamente doloroso. El procedimiento implica someterse a la estimulación ovárica a través de hormonas, y a la dolorosa aspiración de óvulos. Posteriormente –sin ningún tipo de limitaciones o restricciones legales o morales?, deberá contratar la inseminación de sus óvulos para la implantación del embrión en el útero. Pero no puede desconocerse que, las posibilidades para lograr el embarazo están irremediablemente unidas a la edad de la mujer. Ésta puede afectar su fertilidad, su capacidad de lograr el embarazo aún con tratamientos de reproducción asistida, y llevarlo a término con todos sus riesgos.

Caro para la psiquis de la mujer, porque tampoco se dice que la calidad de los óvulos fecundados disminuye al ser congelados, por lo tanto, la probabilidad de que estos sirvan para lograr un embrión apto, se reduce considerablemente. En muchos casos esto significará la imposibilidad de convertirse en madre. Entonces ¿Quién responderá por las promesas incumplidas? ¿Por el daño y la frustración de quien verá destruido irremediablemente su proyecto de maternidad?

Caro para el hijo, quien desde ahora es simplemente buscado como un objeto de deseo, sujeto a la única decisión y antojo de la madre, vulnerando los derechos del niño, privándolo de una vida plena. Se apropian de su historicidad y proyecto de vida. Nadie podrá negar que este niño, concebido a los 55 años de su madre, se convertirá a los 15 en cuidador de una madre de 70 ¿tendrá entonces la capacidad de asumir la carga que esto significa? ¿Es justo poner sobre sus hombros tamaña responsabilidad? ¿Por cuánto tiempo gozará de su madre, de su amor, apoyo y compañía? ¿hasta sus 20 o 25 años? Puede ocurrir por los infortunios de la vida, pero aquí la arbitrariedad de la decisión materna es definitoria.

Caro para el padre, porque en esta ecuación pareciera olvidarse de su rol protagónico. De un hombre que desea hoy, no en el futuro, ser padre y formar una familia. ¿Cuántas coyunturas podrían producirse en pos del avance científico? ¿Solo vale la decisión de la mujer?

Caro para la sociedad que perderá la riqueza de la ancianidad y de los abuelos para sus nietos. De la transmisión de la cultura familiar. Para una sociedad que verá envejecida su población activa, sin contar con un recambio generacional que la reemplace en su actividad económica. Caro para esta sociedad que descuidará la atención médica social por dar respuesta al reclamo de cobertura médica de los gastos que los tratamientos suponen, cuando en realidad, estos procedimientos no curan la infertilidad.

Si la mujer puede ser madre hoy ¿Por qué posponerlo?

Ni la mujer ni el niño, sacarán provecho de los “nuevos logros” científicos. Ganarán las empresas: primero las empleadoras, que hoy ofrecen la financiación de estos procedimientos a sus empleadas, en pos de sostener su planta laboral y evitar el otorgamiento de licencias por maternidad o lactancia, permisos por enfermedad de sus hijos o para asistir a un acto escolar. Convirtiéndose en nuevas herramientas de un trabajo esclavo enmascarado bajo la falsa promesa del éxito laboral. ¿Estas mismas empresas seguirán contratando a la mujer embarazada a los 50 años o cuándo necesite más días de licencia ante los riesgos médicos que surgirán? o ¿le otorgarán un retiro anticipado? En segundo lugar las clínicas, que encuentran en este servicio un nuevo comercio, una nueva forma de generar ganancias. Pareciera que la capacidad científica rentada de crear vida los convierte en dioses que pueden determinar la vida o la muerte de embriones menos aptos y el futuro de los niños que nacen bajo estas técnicas. Cosifican a la madre y su hijo, olvidando su condición de persona.

La mujer debe ser re-dignificada. Es capaz de alcanzar los logros profesionales que se proponga y como madre, es capaz de dar vida, de trascender a través de sus hijos, pero debe ser consciente que ellos no le pertenecen porque son personas únicas e irrepetibles que debe respetar y valorar.

* Lorena Bolzon (Secretaria academica del instituto de ciencia para la familia de la Universidad Austral)