Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Las patéticas miserabilidades

Escribe Carlos R. Baeza

Que la Argentina hace tiempo dejó de ser una República no es una novedad, ya que el sistema de gobierno de los últimos años la ha transformado en lo que O’Donnell denomina una “democracia delegativa” o en términos de Loewenstein un “neopresidencialismo”.

Por otra parte, los partidos políticos, tal como se concebían hasta finales de la década del 90, han dejado de ser tales para convertirse en meras alianzas electorales de efímera vigencia y en las cuales las ideas y programas son reemplazados por hombres y mujeres que se autoconsideran providenciales.

Todo ello, más la anomia imperante y la falta de auténtica división e independencia de poderes, han llevado a un desgaste y manipulación de las instituciones democráticas que, en esta época de elecciones, muestran su acelerada degradación. Repasemos algunos hechos.

1° - “Jefe, lo hice todo como usted me lo ordenó. Ahora quisiera saber por quién voté”.

-“Muchacho, no me hagas esa clase de preguntas y, sobre todo, no olvides que el voto es secreto” (diálogo entre el “Coronel” Chicho Heraclio y un votante de Limoeiro, Pernambuco, Brasil, citado por Alain Rouqué en ¿Para qué sirven las elecciones?).

Los recientes comicios tucumanos han revelado, una vez más, las consecuencias de la politiquería feudal y clientelar vigente en varias provincias. Urnas que ya contenían boletas antes del acto electoral; otras que al cabo del mismo lucían más boletas que votantes; urnas que luego fueron quemadas; entregas de dinero, colchones y electrodomésticos a votantes el mismo día del comicio; “fallas eléctricas” que borraron filmaciones de cámaras que resguardaban las urnas. Todo ello acreditado e incluso reconocido por el oficialismo provincial, quien alegó en su descargo que la oposición habría cometido los mismos actos.

Estos episodios fraudulentos fueron replicados en otras recientes elecciones provinciales y nada indica que no se repitan y acrecienten en las generales del 25 de octubre.

2° “Éstos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros” (Groucho Mark).

El reciente “garrochazo” de Mónica López saltando del massismo al sciolismo conmocionó al mundillo político pero no resulta un hecho aislado en nuestras prácticas vernáculas. Cuando el entonces recién electo diputado Borocotó se pasó del Pro al kirchnerismo, su actitud generó la expresión “borocotizar”, que hasta hoy se sigue utilizando, aunque ampliamente superada por otros actores. Así, Cobos, a quien luego sus correligionarios radicales indultaron y hasta premiaron con nuevos cargos, mostró una vez más la falta de principios éticos; y ello se vio posteriormente multiplicado cuando seguidores de De Narváez adquirieron dos tipos de garrochas: unas, para saltar al Pro y otras para llegar al massismo; en tanto también hubo “garrocheros” que abandonaron el FPV para pasarse al massismo mientras que algunos que contaban con garrochas “ida y vuelta” retornaron a sus orígenes; sin olvidar a quienes del sciolismo saltaron al massismo o el Pro pero luego volvieron, tal como lo hiciera el propio hermano del gobernador bonaerense. Obviamente que no es menester recurrir al ámbito nacional o provincial para encontrar estos casos, sino que todos ellos también se dieron en nuestra ciudad y son por todos conocidos. Por ello lo de Mónica López no extrañó, pues ya había utilizado la garrocha con anterioridad, cuando dejó a De Narváez pasándose al massismo, al que ahora también abandonó en brazos del sciolismo. Lo que se dice una política coherente.

3° Una buena iniciativa, al menos desde el punto de vista republicano, fue organizar un debate público entre los 6 candidatos presidenciales, lo cual fuera consensuado y aprobado por los jefes de campaña de todos ellos. Sin embargo, a último momento, Daniel Scioli, candidato del FPV, rechazó el convite con variadas excusas, tales como que era necesaria la existencia de una normativa que previera esos debates, siendo que existen proyectos legislativos en tal sentido pero “cajoneados” por el oficialismo; o que no precisaba recurrir a dicho medio de difusión pues ya había explicado sobradamente su plan de gobierno y hasta llegó a sostenerse -por medio de uno de sus legisladores- que ese debate sólo tenía por objeto “perjudicar a Scioli”.

Realmente creo que la participación en este tipo de encuentros no influye en el electorado al punto que luego de ver y escuchar a los partícipes, grandes sectores recién inclinen sus preferencias por alguno de ellos. Pero ello no invalida la iniciativa desde el ángulo republicano, máxime que era la primera vez que un debate de esta naturaleza tenía lugar en el país y por ende, la no presencia del candidato oficialista entiendo no le restará votos al piso obtenido en las P.A.S.O. Sin embargo, es evidente que su ausencia luego de haber aceptado la invitación, poco favor le hace al funcionamiento de las instituciones democráticas y mucho menos a su persona, atenta la endeblez de las excusas esgrimidas para pegar el “faltazo”, lo que llevara a la oposición a suponer que quizá no habría sido autorizado a presentarse o tal vez, que podría pasar un mal trance al ser preguntado sobre políticas del gobierno que siempre supo acompañar fielmente.

4° El art. 75 de la ley 26.552 autoriza a los poderes ejecutivos nacional y provinciales a la utilización de la cadena oficial “en situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional”. La norma de por sí suficientemente clara no justifica recurrir a esta vía para otras situaciones fuera de las taxativamente fijadas. No obstante, la titular del Ejecutivo Nacional, ha recurrido a ella en lo que va del año en 41 ocasiones y sin que en ninguna de ellas su utilización respondiera a las “situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional” que la habilitan. En su gran mayoría el objetivo fue inaugurar obras que en cualquier país su difusión está a cargo de ministros o subsecretarios del área, pero aprovechando ese medio para denostar a la oposición y a la larga lista de enemigos corporativos que supo crear al tiempo de insistir en el “relato” y el autoelogio fundacional de su gestión. Pero la última de dichas cadenas ya demostró -si hacía falta- la ausencia de límites al estar centrada en un acto de neto contenido político-partidario a favor de familiares directos como su hijo y su cuñada, candidatos en los próximos comicios.