Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Buitres extraños y vernáculos

Por Roberto Fermín Bertossi

Clausurado el coliseo mundial de futbol, acá no se trata solo de los mentados fondos buitre, sino de quienes nos hipotecaron por generaciones en complicidad con los mismos.

Obviamente, en ningún sistema jurídico, nadie está obligado a relacionarse con buitres ni con libradores seriales de títulos, valores, bonos o cheques “sin fondos”.

En efecto, una persona socialmente responsable nunca suscribirá ninguna obligación que no pueda honrar; mucho menos, si se trata de la administración de bienes ajenos.

Si lo hiciera, cuidará diligentemente de conservar e incrementar su patrimonio en tanto prenda común de los acreedores y, en todo caso, juzgará antes la moralidad de sus acreedores, no después.

Tirando siempre la pelota afuera, aquí nadie habla ni da los nombres de todos los irresponsables públicos en los últimos cuarenta y ocho años... Rodrigazo, desagios, hiperinflación, corralitos, corralón, devaluaciones y… más de menos.

¿Quiénes suscribieron canjes, megacanjes, hipercanjes y hasta aquel provocativo default aplaudido masivamente, cuyas consecuencias aún deben ser asumidas por los que menos tienen… como siempre, pero, ¿hasta cuándo?

Cada deuda o megadeuda cínicamente contraída se corresponde con la recurrente y aviesa emisión a mansalva de títulos, bonos y moneda, pero también con cada enriquecimiento ilícito logrado por infames traidores a la Patria (la corrupción es la mayor amenaza a la libertad, a los gobiernos, la política, los negocios y la democracia).

A propósito, dejando a salvo honrosas y patrióticas excepciones, auditemos el patrimonio personal de cada uno de los políticos con cargos/funciones en el año 1983 contrastándolo con el actual, y entonces nos sorprenderemos mal, pero también entenderemos el porqué de la artera y vil supresión de los juicios de residencia que se instrumentaban precisamente para corregir cualquier eventual contraste de esta índole y significación.

Nuestros próceres vivieron sobriamente y murieron sin enriquecerse de sus cargos, que entendían como carga y distinción pública, funciones que siempre requieren virtudes, bondades y ejemplos. Belgrano e Illia murieron en la pobreza, el olvido, la burla o el desprecio. Son sus reversos cada sátrapa como Stroessner, Collor de Mello, Fujimori, Menem, Bucaram, Portillo, Somoza, Alemán, Salinas de Gortari, Mireya Moscoso, Ortega, Pérez/Chávez, Jaime, Boudou y siguientes, sin omitir claro, a los tiranuelos provinciales/locales, todos fieles fervorosos del “catecismo Estado/botín”.

Recíproca y simétricamente, nos dejará conmovidos conocer cuál fue la involución/despojo patrimonial de jubilados y asalariados, ordinarios en los últimos cincuenta años.

Conductas ominosas propias y características de estos buitres y alimañas no solo deben ser reprochables ética, moral e institucionalmente. Ha de evitarse y abstenerse por todos los medios de ser presa de las mismas, bajo apercibimientos de los artículos 29, 36 y concordantes de nuestra Carta Magna: “Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a las responsabilidades y pena de los infames traidores a la Patria”.

La Argentina enfrenta hoy la voracidad, perfidia y enriquecimientos ilícitos de un catálogo de buitres internacionales. ¡Pero antes fueron los vernáculos!

“Por todo eso, el fin de toda constitución política debería ser conseguir primeramente como gobernantes a los hombres que posean mayor sabiduría para discernir y más virtud para procurar el bien público; y en segundo lugar, tomar las precauciones más eficaces para mantener esa virtud mientras dure su misión oficial”.

Finalmente, así como siempre hacen falta dos para bailar un tango y así como nunca la culpa es del chancho sino del que le da el afrecho, entonces nada es lo que nos hacen, sino lo que nosotros permitimos, singularmente cuando todavía “el corazón de la Argentina no late en el mármol del Congreso, sino en la tramposa arena de sus coliseos”.

Roberto Fermín Bertossi es investigador del Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional de Córdoba.