Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Economía solidaria civil

por Roberto Fermín Bertossi

¿De qué hablamos cuando acuñamos la expresión “economía solidaria y civil? Precisamente, hablamos sobre que toda economía es social pero no toda es solidaria y, ¿por qué civil? Porque siempre cuenta con los atributos de una fuerte impronta de la sociedad civil, conformando un importante sector económico, desmercantilizado.

La economía solidaria civil, abarca actividades y organizaciones basadas en la primacía de las personas sobre el capital. También se distingue de la economía capitalista y de la economía pública por una combinación alternativa de fines, modos, implementación, administración y autorregulación. Resumiendo, su objetivo final no está centrado en rentabilidades sino en la primacía del desarrollo humano sobre la maximización de la rentabilidad.

Central y básicamente, son dos las condiciones que explican y predicen la creación y desarrollo de cada organización proactiva propia de una noble y cabal economía solidaria civil: 1) La necesidad de responder a necesidades económicas primarias, significativas e insatisfechas y, 2) Una sociedad civil desmercantilizada, en pos de un logro común, sin asimetrías endógenas.

Hay consenso general respecto que toda economía solidaria civil, incluye principalmente cooperativas, mutualidades, asociaciones civiles, de maestros y de médicos rurales, fundaciones/ONG`s, consorcios camineros, cultivos comunitarios de tierras campesinas, asociaciones de riego, bomberos voluntarios, servicios de atención primaria de la salud, ambulancias-traslados, asociativismos, trueques, mingas, voluntariados, etc.

Ahora bien, todas ellas comparten una serie de principios, los que axiológicamente pueden resumirse de la siguiente manera:

A) La primacía de la persona sobre el capital.

B) Membresía libre, voluntaria y abierta con total neutralidad política, religiosa, de nacionalidad, región, raza, gremio, sindicato, etc.

C) Control democrático por parte de sus miembros.

D) Consideración prioritaria de los intereses de sus asociados sin perjuicio del interés comunitario en general.

E) Derechos/deberes humanos y trabajo decente;

F) Anticorrupción y transparencia.

G) Defensa y aplicación convergente de los principios de subsidiariedad, solidaridad, responsabilidad y complementariedad.

H) Gestión autónoma e independiente en términos de política partidaria.

I) El destino voluntario de la mayoría de los excedentes para perseguir, consolidar, incrementar, compartir y expandir objetivos de desarrollo sostenible para el bien común.

J) Cultura ambiental.

K) Responsabilidad social empresaria y compromiso con la comunidad.

Sin embargo, la denominación, prospectiva y tratamiento estatal de estas organizaciones con fuerte desempeño e impronta en Latinoamérica, en Europa-latina y algunas partes de América del Norte, no son homogéneas en todos los países implicados (ni dentro de los mismos), sobre todo cuando se trata de diseñar, parametrar y ponderar la Economía Solidaria Civil.

Esto se observa en varios países de la Unión Europea, donde el término y el concepto de la economía solidaria civil son utilizados indistintamente con otros términos y conceptos similares, Vg.: economía solidaria, economía popular, tercer sector, sector sin fines de lucro, sector voluntario, sector solidario de la sociedad civil, etc.

Preconclusivamente, toda “economía solidaria civil” en cuanto tal, admite e integra personas y organizaciones sin fines de lucro en general, vinculadas al desarrollo humano económico de la comunidad bajo múltiples/diversas asociaciones como las ya mencionadas a las que podemos añadir las Sociedades Laborales en España, las asociaciones de propiedad de los trabajadores informales en Brasil), etc.

Finalmente, sobre lo que no hay dudas sino sobrados antecedentes bienhechores documentados, es que siempre la Economía Solidaria Civil fue y es artífice del desarrollo humano, urbano y rural, ahí donde no llega el Estado ni interesa al capital privado especulativo. Pruebas al canto: Vg., electrificación rural, agua potable, bancos de sangre, transporte de los frutos del campo, infraestructura secundaria y terciaria y, últimamente, todos los derivados de la Internet/fibra óptica como la TV digital, telefonías, aplicaciones satelitales para el clima, los mercados y más.

Roberto Fermín Bertossi es experto de la CoNEAU en Cooperativismo.