Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Posibles lecturas de un discurso de Cristina

Escribe Humberto Guglielmin

En un arrogante discurso desde Misiones, Cristina arremetió contra “los peleles manejados por las corporaciones o por los consejeros económicos de turno”.

¿Son malas todas las corporaciones menos las que nacieron y se enriquecieron gracias al gobierno K?

Y, respecto a los consejeros económicos, el régimen K tuvo ocho Ministros de Economía, y los más competentes de ellos abandonaron el gobierno cuando los intimaron a aceptar su libreto particular sobre economía; y todos sabemos que su partida fue mala para el país.

Son tantos los factores que inciden en la economía que su manejo no debería estar en manos de improvisados, porque son millones de personas las que sufrirán las consecuencias si lo hacen mal; los políticos no suelen padecer los resultados de sus errores más graves.

También reveló que “quieren ajustar los que nunca pasaron hambre”.

Cuando se gasta más de lo que entra, en algún momento habrá que ajustar, y por eso las familias no gastan el sueldo en la primera quincena porque en la segunda, inevitablemente, tendrían que ajustarse el cinturón.

El Gobierno cree evitar esta realidad emitiendo dinero furiosamente, pero esta práctica es un error y un delito, porque equivale a robar casi el 3 por ciento mensual del sueldo de cada argentino a través de la inflación.

La depreciación constante de la moneda y la sofocante carga impositiva evidencian que ya estamos dentro de un “ajuste permanente” que golpea más duramente a los pobres que la presidenta dice defender.

Debería avergonzarse, más bien, de no haber querido o no haber sabido controlar la inflación.

En la Argentina existen buenos consejeros económicos, y su consulta dignificaría a quien la hace.

Un ajuste adicional al que se hace a través de la inflación podría ser parte de la mala herencia económica que este Gobierno dejará a su sucesor.

Pero lo más enigmático de su discurso fue esta afirmación: “Los que hemos tenido que yugar desde abajo sabemos de la necesidad de tener un Estado que dé posibilidades”.

La interpretación de lo que quiso decir es muy abierta, pero una de ellas puede ser esta: el Estado ofrece posibilidades de enriquecimiento fácil y sin control que no pueden encontrarse, por cierto, en la actividad privada.

Apoya esta interpretación el hecho de que casi todos quieren ser políticos, y los que ya lo son no quieren dejar de serlo por nada del mundo.

¿Es así? Si así fuera, es toda una confesión de parte.