Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

A 78 años de una tragedia

por la Unión Vasca de Bahía Blanca
A 78 años de una tragedia. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

El 26 de abril de 1937, la pequeña ciudad de Gernika, símbolo de las libertades vascas, fue destruida por la aviación alemana, aliada a Franco en el comienzo de la guerra civil española.

Gernika era conocida por su roble sagrado, al pie del cual se reunían desde la Edad Media los representantes del pueblo para tomar, entre todos, las resoluciones que cupieran al desarrollo y bienestar de los ciudadanos. Cada dos años, desde el siglo XIII y hasta que concluyeron las guerras carlistas (1876), los representantes de la corona –y aun la propia corona española absolutista de los Habsburgo y también de los Borbón- tenían la costumbre de renovar bajo el roble su juramento de respetar las libertades del pueblo vasco.

Ese fue el verdadero motivo del deliberado bombardeo que la aviación alemana hizo a la Villa de Gernika el 26 de abril de 1937, y cuyo objetivo fue la destrucción de la población civil con bombas incendiarias y bombas antipersonas. No se destruyó la cercana fábrica de armas... ni el puente que conducía a ella.

Era día de feria… por lo que en el centro de la Villa estaban los campesinos que habían ido con el propósito de intercambiar mercaderías. Fueron sorprendidos en plena calle, en plena plaza, sin otra posibilidad que morir en el lugar, aunque muchos corrieron a refugiarse donde pudieron. Fueron más de 1.600 víctimas inocentes que ofrendaron su vida sin pensar que se convertían en mártires. Fue la primera vez en la historia militar occidental que un poblado inocente fue totalmente sometido bajo un diluvio de bombas.

Tres días más tarde, el 29 de abril, por el puente que no destruyó el ataque, entraron las tropas franquistas en la ciudad devastada.

Pero... ¿cómo ha reaccionado décadas después el pueblo vasco? Han buscado la reconciliación. Porque la reconciliación es una herramienta básica en la resolución de conflictos, compleja porque significaría que los que han sido enemigos deberían volverse amigos. Para eso, es necesario que el agresor reconozca su culpa y acepte la responsabilidad sobre los hechos de pasado. Ese fue el camino arduo y complicado que recorrieron ambos pueblos hasta que, en 1997, el Primer Ministro de Alemania, Helmut Kohl, admitió la implicación de Alemania en el bombardeo.

Ese camino está sintetizado en el Museo de la Paz de Gernika-Lumo, que enseña muy didácticamente cuáles son los pasos para lograr la paz.

Hoy en día los guerniqueses, hermanados con la ciudad alemana de Pforzheim, desarrollan nuevas vías de entendimiento y de apoyo mutuo con el pueblo que un día fue su agresor. No se ha hecho justicia, pero se ha abierto el camino hacia la reconciliación, manteniendo vivo el recuerdo de Gernika

Indica que la paz no es la mera ausencia de guerra, que la paz es obra de la justicia y que la paz es posible.

Y esta es nuestra propuesta: como centros de difusión de la cultura vasca, os cabrían dos preguntas:

¿Cómo vivimos nosotros, desde la diáspora, la afrenta que sufrieron nuestros mayores?

¿Qué caminos de paz implementamos individual y colectivamente para la solución de conflictos?

Que el aniversario 78° del Bombardeo nos permita reflexionar sobre la construcción de la paz.