Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Una reparación histórica

Escribe Emilio J. Cárdenas
Una reparación histórica. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

El Partido Popular, esto es, el oficialismo español de centro, acaba de hacer aprobar en el Parlamento de su país una ley en virtud de la cual se reconocerá la ciudadanía hispana a los descendientes de aquellos judíos que fueran expulsados de la Península Ibérica en 1492 y la soliciten.

Aquello ocurrió el año mismo del descubrimiento de América y de la reconquista española, luego de derrotar a los moros, en Granada. El proyecto debe ahora pasar al Senado, donde se descuenta su aprobación.

Se calcula, asimismo, que para fines del año en curso estará en vigor el procedimiento previsto para obtener -a través de él- tanto la ciudadanía como el pasaporte españoles.

Hablamos solamente de los judíos sefardíes o sefarditas, esto es de aquellos oriundos de España o que, sin proceder de España, aceptan las prácticas especiales religiosas que en el rezo mantienen los judíos españoles con ascendientes españoles.

Estos últimos son, se estima, entre 90 y 120 mil personas, desconociéndose sin embargo cuál es el número exacto de aquellos que finalmente podrían acogerse a la norma que está a punto de ser sancionada.

No se espera una ola de migración judía hacia España, pero sí que haya muchos interesados en obtener un pasaporte europeo que se acojan al régimen previsto manteniendo sus actuales lugares de residencia.

No bastará, sin embargo, con acreditar la descendencia de judíos que vivían en España al tiempo de ser expulsados por decreto real, hace más de 500 años. En tiempos del rey Fernando y la reina Isabel, quienes luego de derrotar a los árabes conformaron en España un reino católico.

Los candidatos deberán además aprobar una suerte de examen en el que demostrarán que son capaces de hablar en llamado “ladino”, esto, es la versión del idioma judío prevaleciente en 1492, y que además tienen, al menos, un conocimiento mínimo del idioma de Cervantes.

Esto supone poder comprobar la existencia de un “vínculo” o “conexión” cultural con España, que es la condición indispensable para recibir la ciudadanía de ese país.

Para los judíos descendientes de aquellos que España expulsara en 1492 esta es -seguramente- una noticia que trasmite el deseo español de reconciliación. A lo que se agrega asimismo un esfuerzo de reparación histórica.

No es imposible que, frente a lo que sucede con los descendientes de los judíos expulsados en 1492, de pronto los descendientes de aquellos musulmanes que también fueran obligados en 1492 a dejar el suelo español, pretendan obtener similar tratamiento.

Tengo la impresión, sin embargo, de que las posibilidades de que esto último suceda son más bien remotas. Al menos en el corto plazo.