Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Traiciones a la patria

por Roberto Fermín Bertossi

La comisión de toda infame traición a la patria por parte de cualquier argentino o naturalizado tal, consiste en individuos o grupos de personas que, arrogándose la suma de poder público, han infringido a sus semejantes connacionales sumisiones por las cuales la vida, la libertad, la justicia, la soberanía, las jurisdicciones naturales, el honor, las fortunas y la paz de los argentinos habrían quedado a merced de gobiernos y personas extrañas (Arts. 29, 36 de la Constitución de la Nación Argentina).

Infamia semejante alcanza también a quienes, como consecuencia de estos actos, usurparen funciones previstas para las autoridades constitucionales, los que, además de -imprescriptiblemente- responder civil y penalmente de sus actos, quedarán atrapados e inhabilitados a perpetuidad para ocupar cargos públicos y excluidos de los beneficios de indulto y/o la conmutación de penas.

Como ciudadanos, el camino democrático republicano es el único por el que todos debemos transitar -sea cual fuere nuestro protagonismo dentro de la patria-, cumpliendo inexcusablemente y exigiendo otro tanto en todo lo concerniente a los mandatos de nuestra Carta Magna porque, según la misma. Por ejemplo, todos los senadores y diputados prestarán, en el acto de su incorporación, el juramento de desempeñar debidamente el cargo, y de obrar en todo en conformidad a lo que prescribe nuestra Suprema Constitución Nacional.

¿Están nuestras instituciones y representantes obedeciendo estos mandatos? Y, desde nuestra conciencia ciudadana debemos cuestionarnos si, estamos resistiendo (¡o resignados!) a tantos atropellos constitucionales como ciudadanos o… penosa y patéticamente solo actuando como simples habitantes argentinos meramente espectadores, eludiendo irresponsablemente todo compromiso cívico.

¿Acaso sentimos que cumplimos con nuestro deber constitucional común de respetar y custodiar nuestras instituciones, de trabajar para fortalecerlas como de poseer e incrementar la convicción activa, firme y determinada de que el único sistema para vivir y convivir con ecuanimidad, libertad, fraternidad, justicia y respeto entre nosotros, es el democrático, republicano y federal?

Ante la espantosa/escandalosa crisis moral, cívica, democrática, republicana y federal, ojalá que nuestros propios quehaceres cotidianos personales no nos permitan abandonar nuestros valores propios del garbo y de la gallardía de nuestra argentinidad.

Singularmente, que sacudamos y abandonemos toda actitud sumisa, omisiva no comprometida, cancelando simultáneamente sin demora -antes que sea irremontable e irremisible-, la enorme hipoteca que indigna, pródiga y afrentosamente -sin derecho ninguno-, hemos contraído, exponiendo más aún el futuro de nuestras generaciones futuras.

Así, entonces, que ninguna inconstitucionalidad, que ninguna prepotencia aritmética legislativa, que ninguna asonada ni ninguna pachorra de la sociedad civil logren, nunca jamás, justificar ninguna caterva de infames traidores a la patria ya que, ante esta última fatalidad, también nuestra complicidad por omisión sería una aporía tan cobarde como inexcusable, en tanto “los hombres pasan y las instituciones permanecen”, definitivamente.

Finalmente, la conciencia de cada uno y de cada cual, tendrá la última palabra.

Roberto Fermín Bertossi es experto de la Coneau en temas de cooperativismo.