Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Sobre el bien común

por Roberto Fermín Bertossi

El bien común debe ser entendido como aquello de lo que se benefician todos los ciudadanos, o como los sistemas sociales, instituciones y medios socioeconómicos de los cuales todos dependemos para que funcionen de manera que beneficien, equitativa y razonablemente, al conjunto de la ciudadanía.

Por caso, en las provincias de Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Formosa, etcétera, sus gobernantes optaron por privilegiar cualquier otra cosa, pero no por el bien común.

No priorizaron el agua potable como derecho humano sino la trasformaron en mercancía, no aseguraron los servicios de energía eléctrica ni los cloacales ni la seguridad de personas y bienes -véanse los saqueos, el narcotráfico y demás-, abandonando la suerte del bien común a todo desamparo, truncando recurrentemente y sin intermitencias el concreto bien común de toda la ciudadanía.

En efecto, solo en la provincia de Córdoba recientemente se hicieron palacios de gobierno tan modernos como innecesarios, se construyó el Faro del Bicentenario con materiales suficientes para edificar cuarenta y siete dispensarios, se pavimentaron caminos serranos no prioritarios y avanzaron en obras como ampliación de terminales de trasporte en terrenos inundables...

De este modo se pospone una y otra vez lo esencial: agua, luz, cloacas, seguridad, alumbrado y transporte público, semaforización y tales, en tanto, simultáneamente, se desguaza la empresa provincial de energía, a cuyo helipuerto dejaron vacío.

También supieron esconder enormes bancos sociales provinciales enteros, optando por redireccionar el dinero de dichos bancos, asignado a apoyos sociales-humanitarios -solidarios para ciudadanos necesitados y emprendedores o pymes- hacia tremendos delincuentes insolventes e impunes.

Y ahí están nuestros gobernantes, que “parecieran” no entender esto del bien común, desobedeciendo o defraudando una y otra vez el mismo.

Y, vaya paradoja, estos gobernantes son precisamente los mismos que, habiendo gobernado y fracasado una y otra vez, descaradamente se ofrecen como opción para volver a una intendencia, acceder a una gobernación y hasta a la mismísima presidencia de la nación. ¡Faltaba más!

Un “caso testigo” que todos conocemos son los cortes de luz urbanos y rurales, súbitos, no programados ni comunicados, cuando apenas se incrementa un poco la temperatura, como viene sucediendo en esta primavera.

Respecto del mismo, gobernantes o sus voceros superadiestrados en el ardid de la mentira -ajenos, extraños y hasta enemigos no declarados del bien común- manifiestan no tener nada que ver con ningún corte de energía o reargumentan excusas técnicas que apenas alcanzan para confirman su cinismo.

Mientras esto sucede, año tras año, los cortes de luz arrecian por doquier, dejando a su paso fastidio, daños, perjuicios, dolor -con enfermos, niños y ancianos en edificios altos; daños en artefactos eléctricos, conservadoras de remedios y alimentos como el lucro cesante por perdida de mercadería en almacenes, negocios, despensas y bares que no poseen generador propio y no tienen por qué tenerlo dado la enorme, arbitraria y discrecional tarifa que deben abonar-.

Preconclusivamente, podemos asegurar que todas las grandes ciencias en general, pero la ciencia política en particular, comparten un interés en las condiciones necesarias para obtener un cierto fin social que es percibido como deseable.

Consecuentemente, el concepto de bien común contiene diferentes elementos o puede ser estudiado desde diferentes perspectivas.

Por ejemplo, podemos considerarlo: a) El bienestar social o interés general de la ciencia política; b) la riqueza general del bien común económico; c) el bonun commune de la tradición filosófica cristiana o doctrina social de la Iglesia, a la que muchos tiranuelos provinciales/municipales dicen adherir fervorosamente -son los casos evidentes de Formosa, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Buenos Aires, Córdoba, Chaco, etcétera-.

Finalmente, no nos equivocamos cuando el día 10 de enero de 2014 propusimos, desde las páginas de “El Cronista Comercial”, que había llegado la hora de la resistencia civil y la desobediencia fiscal.

Roberto Fermín Bertossi es experto de la Coneau en temas de cooperativismo.