Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Todos los edificios de Bahía Blanca están en infracción

Ninguno cumplió con la ordenanza reglamentada en 2012, que requiere presentar un informe técnico del estado integral de las partes que dan a la calle.

Foto: Rodrigo García-La Nueva.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

 Está vigente desde 2004, y reglamentada desde 2012, la ordenanza que obliga a los propietarios de edificios a presentar un primer informe técnico dando cuenta del estado integral de las fachadas, con cada uno de sus componentes y las posibles sugerencias sobre obras a realizar para garantizar su integridad.

   Sancionada en 2004, el Departamento Ejecutivo demoró ocho años en completar la reglamentación la ordenanza 12.626, destinada a establecer un protocolo de actuación que permita verificar el estado de conservación y mantenimiento de las fachadas de edificios. 

   Con la firma del ex intendente Gustavo Bevilacqua y del secretario de Obras Públicas, Rubén Valerio, el decreto estableció un plazo de 90 días para presentar un primer informe técnico aquellos los edificios con más de 72 años de construidos. 

   Esto es, en un somero repaso, los del Correo, club Argentino, ex banco Hipotecario, Tribunales, Aduana, Bolsa de Comercio, ex banco Provincia, Palacio Municipal, Iglesia Catedral, sede del Colegio de Abogados, sede del Concejo Deliberante y biblioteca Rivadavia.

   Luego, escalonados según su edad, había 180 días para obras construidas entre 1940 y 1960 y hasta 24  meses para las posteriores  a 1970. 

   Considerando ese decreto, todos los edificios están en falta, por cuanto el municipio no dispone de ningún primer informe, aunque tampoco se ha ocupado por realizar pedidos o intimaciones. 

   El estudio pretendido, a cargo de profesionales de la ingeniería y la arquitectura, debe detallar el estado de balcones, terrazas, azoteas, barandas, barandales, balaustres, ornamentos, soportes, marquesinas, toldos, antepechos, paneles, mayólicas, mármoles, cerámicos, maderas, chapas, cuerpos salientes, cerramientos, desagües, ventilaciones y aire acondicionado, entre otros.

Los pasos

   El informe técnico, que en rigor consiste en una planilla de una carilla, debe incluir un diagnóstico del estado de los elementos mencionados y las posibles lesiones existentes. También un detalle de los procedimientos constructivos a utilizar para eventuales reparaciones y un plazo sugerido de ejecución de acuerdo al riesgo. 

   Con el informe, corresponde al departamento contralor de obras particulares realizar un padrón con todos los datos obtenidos para, además, establecer un seguimiento de las obras requeridas.

   Los edificios que no han presentado el informe, deberían haber sido intimados por orden de servicio y a partir de mantenerse el incumplimiento ser derivados al tribunal de faltas, que podrá, de acuerdo a la ordenanza, fijar multas de entre 600 mil y 3 millones de pesos.

   Hoy la ordenanza es un papel muerto. Tiene vigencia pero no se aplica. Tienen un reglamento pero no se sigue. Habrá, claro, un momento preciso en que cobrará vida y sentido. No será precisamente por una buena noticia.

Otro aviso

   La primera semana de enero se desplomó en un antiguo edificio de La Recoleta una suerte de baranda-balcón, que no era ni una cosa ni la obra, una moldura-ornamento pegada al muro, a dos metros de altura. 

   La caída provocó tres heridos, aunque por su tamaño los bloques desprendidos pudiesen haber generado consecuencias fatales.

   El ejemplo sirve para dejar en claro que no sólo los balcones son amenazas para el caminante. Cada fachada posee decenas de elementos que pueden caer.

   Buenos Aires tiene una ley de mantenimiento de frentes. De hecho la ordenanza bahiense es una copia de la misma. A balcones, terrazas y barandas suma saledizos, cariátides, atlantes, pináculos, crestería, carteles, letreros y maceteros y revoques.

   En todos los casos, las tareas de prevención buscan evitar accidentes.

   Las verificaciones deben incluir el estado de sus fijaciones y estado de carga. Un detalle de lo delicado de la cuestión es que el edificio de la Recoleta mencionado contaba con el informe actualizado y válido hasta 2020. Sin embargo, un uso inadecuado derivó en su caída.