Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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El sexo como desarrollo espiritual y poder personal

   La mirada oriental acerca de la sexualidad es muy diferente a la nuestra. En las prácticas sexuales taoístas, al igual que en el tantrismo hindú, todo encuentro sexual es sagrado. Los mismos no están centrados en la genitalidad ya que la búsqueda de placer se extiende más allá del cuerpo.

   La sexualidad del mundo antiguo contempla el camino espiritual. Utiliza la energía sexual para acceder a estados superiores de conciencia y considera que el amor es energía sexual transformada. También, sostienen, el mamor puede recorrer el camino inverso convertiéndose en una poderosa energía sexual. 

    De ahí que las técnicas amatorias orientales buscan aumentar, expandir y canalizar la energía sexual a fin de mejorar la salud y elevar el espíritu.

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   Las dos escuelas, tanto la taoísta como la tantrista, coinciden en reconocer el poder sagrado femenino. Reconocen y veneran el poder erótico y sexual de la mujer.

   Entonces, la relación sexual oriental tiende a feminizar la experiencia sexual masculina. Por eso la búsqueda del goce y del éxtasis está centrada en la profunda conexión entre ambos miembros de la pareja. 

   Tanto para el Tao como para el Tantra lo importante es extender la energía por todo el cuerpo mientras se hace el amor. Además, esa energía debe elevarse a la conciencia. Esta es la gran diferencia de cómo viven la sexualidad los occidentales, donde la atención está más centrada en el placer efímero y la liberación de tensiones.

   La respiración juega un papel muy importante, ya que al inicio del encuentro será la encargada de sintonizar a los amantes en la misma frecuencia. Esta es otra diferencia con las prácticas sexuales de occidente centradas en los genitales y el orgasmo. La sexualidad tántrica y la taoísta encuentran que el aumento del éxtasis es producto del dar y recibir placer en un estado casi de meditación. 

   El Tantra es considerado una práctica de intercambio energético, que se brinda a través del dar y recibir caricias, respirar juntos y sincronizados, explorarse y sentirse profundamente, mientras dura el encuentro que puede extenderse por varias horas.

   En el tantra, la unión sexual es acompañada de la mayor felicidad que pueda experimentar el cuerpo, por eso el goce y lo espiritual son compatibles. 

   En la antigüedad los taoístas pensaban que la sexualidad podía ser utilizada como una fuente de poder personal y de salud. Algunos monjes atribuían a las posiciones sexuales cierto poder de sanación, al realizarlas de manera correcta, y hasta podía ayudar a mantener una vida más larga.

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   Tenemos que tener en cuenta que muchos tratados sexuales de esos tiempos fueron escritos por médicos. De ahí que sexualidad y salud estén ligados.

   Por eso vale la pena investigar a la sexualidad como una práctica saludable. Según Mantak Chia, las prácticas taoístas del amor y la salud están basadas en cultivar esa energía sexual. Utilizarla para aumentar la energía general promueve la salud y la creatividad, además de ayudar a la longevidad.

   Reafirmando, para los taoístas, el sexo está relacionado con la salud y no con la moralidad.

   Así como existen grandes diferencias entre la sexualidad de oriente y occidente, también existen diferencias entre la cosmovisión de la sexualidad en oriente. En el caso del Tantra la finalidad está más orientada hacia el desarrollo espiritual y la elevación de la conciencia. En cambio, en el Tao el objetivo está en el control eyaculatorio para obtener salud, poder personal y longevidad.

   Posiblemente para los occidentales, resulta algo difícil iniciar este camino. En primer lugar, hablar de sexualidad aún sigue siendo un tema tabú y de moral. La segunda razón es porque todavía tenemos por costumbre asociar sexualidad con genitalidad y coito. 

   Pero podemos hacer el esfuerzo y tratar de cambiar nuestra mirada occidental de la sexualidad. Es cuestión de elegir sumar conocimientos y terminar con las viejas creencias sobre las formas de expresar nuestro ser sexuado.