Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El monumento a la mujer que cada día grita un poco más

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

 

Han pasado dos años desde que, a mediados de 2016, se despegó el primer pedazo de revestimiento del Monumento ubicado en el Paseo de la Mujer, a la altura de calle Florida.

Desde entonces el viento, la lluvia y algún que otro componente han contribuido para que se fuese desmaterializando, al punto de ofrecer hoy una imagen completamente desnaturalizada.

Su nueva estética evoca, desde uno de sus ángulos, la imagen de Puppy, la colorida y florida figura del Terrier diseñado popr Jeff Koons en la plaza vecina al museo Guggenheim de Bilbao, en España. Entre ambas, un abismo.

La obra local fue inaugurada en diciembre de 1999. Con la autoría de Marina Aráoz, fue concebida como un homenaje al género femenino, representando un compacto abrazo entre madre, padre e hijo.

Está formada por una estructura metálica, es hueca, mide 6 metros de alto por 1,75 y 2,75 metros de lados.

Por estas horas la municipalidad volvió a rodearla con cintas, en respuesta al riesgo que significa su estado para los caminantes que cada día pasan por el lugar.

No es la primera vez que recurre a ese recurso preventivo, el cual suele soportar como mucho una semana los embates climáticos.

Puppy, el perro, fue inaugurado en 1997. Mide 12,4 metros de alto. Es hueco, montado sobre un estructura metálica envuelta en geotextil, sobre la cual se ubican unas 37 mil plantas que personal especializado mantiene y renueva a lo largo del año. Fue diseñado para infundir "optimismo, confianza y seguridad".

Entre nuestro monumento, que se cae a pedazos, y Puppy, colorido y vital, hay algo más que los 11 mil kilómetros de distancia que los separan.