Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Nisman, otra vez

La Cámara federal porteña volvió a dar un golpe de timón a la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman, que fue encontrado muerto en enero de 2015 en su departamento de Puerto Madero, al asegurar que su fallecimiento no fue suicidio sino asesinato.  
Estableció además que el mismo fue consecuencia de la denuncia de Nisman por el pacto del gobierno nacional con Irán, buscando cubrir a los responsables del atentado contra la AMIA, y estableció al menos la acción de “encubrimiento” por parte de los policías asignados al cuidado del fiscal.
Entre los argumentos que llevaron a la justicia a esta conclusión se incluye la singularidad de que las cámaras de vigilancia del lugar y de la zona estaban fuera de operación, la irrupción indiscriminada de personas en la escena del crimen, la invasión del perímetro pericial y otro conjunto de desprolijidades en la investigación.
También evaluaron la posición del cuerpo de Nisman, el cual no se condice con un supuesto suicidio sino que se considera que el mismo fue acomodado y manipulado “por al menos tres personas”.
Lo cierto es que la muerte de Nisma sigue siendo uno de los mayores misterios de los últimos tiempos y una página dramática de la historia argentina, considerando que su muerte fue unas pocas horas antes de presentarse ante los diputados para exponer la investigación que lo llevó a acusar a la mismísima presidenta de la Nación, Cristina Fernández.
Se abren ahora nuevas líneas de investigación (al menos eso se supone), vuelven a ser investigadas personas que en diferentes momentos se consideró con conductas sospechosas y se volverán a analizar pistas, pruebas y especulaciones.
No será sin embargo simple dilucidar qué ocurrió. Incluso es posible que algún nuevo fallo declare la nulidad de esta reciente conclusión y establezca algún otro tipo de hipótesis o manifieste una grado de incertidumbre mayor.
La historia argentina está poblada de muertes dudosas e inciertas, de crímenes jamás resueltos y envueltos de dudas y conspiraciones jamás probadas. 
Por nombrar casos todavía abiertos, entre asesinatos y suicidios se ubican las muertes de personajes como Facundo Quiroga, Mariano Moreno, Juan Lavalle o Justo José de Urquiza.