Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Tiempo de reconocimiento

   ¡Piense en cinco cosas positivas! ¡Imagínelas! ¡Sí! Estoy imperativa, pero le aseguro que al final de la lectura las va a necesitar…

   Yo lo ayudo: vacaciones, las amistades, su casa, sus padres, sus hijos, también pueden ser sus vecinos… Una comida, un vino, algún recuerdo. Un logro, un gol de algún campeonato, encuentros desbordantes de pasión… La lluvia, el calor, tal vez prefiera el frío… No se detenga, piense en cincos cosas positivas; seguramente la lista supera esa cifra. ¡Celébrelo! ¡Agradezca!

   ¡Reconocer!

   ¿Reconocemos lo positivo o lo negativo? ¿Qué tan reconocido es en su trabajo? ¿Cómo nutrir la autoestima?

   No hace muchos años, distintos estudios revelaban que la mayoría de los trabajadores valoraban más un reconocimiento a su tarea por encima de un aumento de sueldo o premio. Estudios actuales, continuando y profundizando investigaciones anteriores muestran cifras alarmantes. Alrededor del 90% de jefes y líderes no ponderan ni destacan un trabajo bien realizado; la autoestima se lacera y más allá del deterioro psicológico, también se ve afectado el clima laboral y la productividad.

   Reconocer, destacar, valorar, agradecer son prácticas y gestos en desuso tanto en el ámbito social como laboral; así caemos en círculo vicioso del cual es difícil salir; la cultura del reconocimiento queda atrapada o sepultada.

   ¡Ya sé! Seguramente en su mente se suceden distintas imágenes…

   ¿La “culpa” es del jefe o de nuestro cerebro?

   Desde la Psicología Cognitiva podemos esgrimir algunas explicaciones. A nivel neurológico está comprobado que los estímulos negativos son muy fuertes, como así también las huellas y marcas que dejan. A su vez, por siglos, desde los ámbitos escolares y académicos “el foco” estuvo dirigido a señalar, errores, fallas y carencias desde una mirada negativa.

   Si bien el error es “precondición” para el aprendizaje, quedar adherido en lo malo sin reconocer los logros erosiona la salud emocional. La palabra crea, construye y también paraliza y destruye; según estudios hay alrededor de 600 palabras para describir emociones, el 40% de ellas se centran en lo positivo, la otra mayoría en lo negativo.

   Más allá de que nuestro cerebro esté “reseteado” o programado para detectar las falencias, más allá de que estemos “educados” para centrarnos en “el vaso medio vacío”, o que se conciba lo negativo como plataforma de nuevas prácticas, es momento de realizar cambios y modificar rutinas ligadas a las carencias, a lo que falta.

   Construir una cultura del reconocimiento en la que se agradezcan las tareas y ciertos gestos, en la que se valore el esfuerzo, se reconozcan capacidades redundará en bienestar emocional, tanto a nivel individual como social.

   ¿Cuándo fue la última vez que lo felicitaron? Si usted es jefe todavía está a tiempo…

   Quien es valorado y ponderado despliega aún más su creatividad, sus capacidades, su potencial; el beneficio es para ambos, pues quien reconoce en ocasiones se siente mejor que quien es reconocido; dar “por sabido” siempre resta.

   Le aseguro que no es difícil, tal vez deba hacer el ejercicio de reconocerse Usted primero, advirtiendo defectos y virtudes, fortalezas y debilidades, abordando cuestiones sin resolver; cuando nuestro hábito de reconocimiento es deficiente resulta complejo dar aquello de lo que se carece.

   Somos humanos, y como tales estamos “concebidos” con un diseño para valorar la falta; nuestro sesgo negativo según la Psicología es de cinco contra uno; es decir que necesitaremos cinco cosas positivas para compensar una negativa.

   Mi querido lector, vuelva a la lista que iniciamos al principio.