Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Machirulo en un mundo de locura

Bastó un tuit de la expresidenta y actual senadora Cristina Fernández para que una palabra se convirtiera en una más de las muchas (des) calificaciones que sufre a diario el presidente Mauricio Macri, la más  contundente de todas graficada por el insensato insulto que se encargan de brindarle las hinchadas de fútbol. 
En este caso, Cristina tildó una frase del presidente como “típica de un machirulo”, lo cual obligó a todos (y todas) a buscar su significado que, ya por su sonoridad, anticipaba una descalificación particular y cuanto menos distinta.
Macri había abierto la puerta al calificativo de Cristina cuando pidió a los legisladores kirchneristas que mostraran la existencia de un “peronismo confiable”, capaz de actuar de manera “racional” y no manejarse, dijo, “siguiendo las locuras que impulsa Cristina Fernández”.
La referencia tenía relación con el aumento de los servicios públicos, una ley que debía votarse en la cámara y que, de acuerdo a las indicaciones de la expresidenta, planteaba volver las tarifas a noviembre de 2017 y que cualquier ajuste quedara relacionado con los salarios.
Planteada la cuestión, Cristina salió al cruce del pedido, pero no con argumentos o razonamientos adecuados, sino que se limitó a realizar un tuit marcando que el calificativo de Macri era “típico de un machirulo”, al interpretar que sugiere que las mujeres están “locas”.
No parece una buena manera de enfrentar una discusión acerca de uno de los principales motivos de preocupación de la ciudadanía. Porque “locura”, que sí existe en el diccionario de la lengua, define a la “acción temeraria o poco razonable” que una persona (no mujer necesariamente) realiza de forma “irreflexiva o temeraria”.
Una locura no es, además, necesariamente cosa de locos. “No cualquiera se vuelve loco, esas cosas hay que merecerlas” escribió Julio Cortázar. El físico Albert Einstein, por su parte, señaló que locura es “hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.
Es posible aceptar que Macri no pecó de machista, como pretende Cristina, ni que trató de loca a la exmandataria. La respuesta de Cristina parece convertir la cuestión en un asunto de pantalones y polleras, cuando lo que está en juego es algo (mucho) más trascendente.