Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Ahora, el trigo es la niña bonita para la campaña 2018/2019

Inmejorable clima y precios —más tipo de cambio— en alza permiten creer que no son utópicas las 20 millones de toneladas en el país.

Guillermo D. Rueda
grueda@lanueva.com

   Nadie podía prever, hace menos de dos meses, que el panorama del trigo cambiara en forma tan rotunda. En este medio, el último 21 de abril se tituló Por qué no será sencillo hacer trigo en el año del trigo. La falta de lluvias importantes —desde octubre— preanunciaba un panorama oscuro, más un precio que no podría aprovecharse a pleno y un dólar, según el sector, con evidente retraso.

   Pero comenzó a llover, y a llover más, se llenaron los perfiles, se implantó casi todo el trigo en humedad ideal; el precio internacional comenzó a subir y el tipo de cambio se aceleró. Hoy, no son pocos quienes sueñan con llegar a una producción de 20 millones de toneladas en el país (el USDA estima 19,5 M/T y un saldo exportable de 14,2 M/T), de las cuales poco menos de la mitad se estaría cosechando en la región cercana al puerto de Ingeniero White.

   El trigo es la cadena que más respuesta productiva ofreció luego de la asunción del nuevo Gobierno, en diciembre de 2015, tras la eliminación de las retenciones, entonces fijadas en el 23 % y restricciones afines.

   De acuerdo con un trabajo del Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, respecto de la contribución de la cadena del trigo a la economía argentina, el crecimiento del denominado Producto Bruto del Triguero (PBT) se mantuvo en crecimiento en las cuatro últimas campañas, estimando la 2018/2019.

   “Desde el cambio de políticas, el Producto Bruto del Trigo crecería un 132%, duplicando la participación de la cadena en el PBI nacional, que pasaría del 0,27 % al 0,54 % para 2018/19”, se indicó.

   “En sólo tres campañas, esta cadena sumaría más de 2.000 millones de dólares de valor agregado a la economía del país. El valor exportado se incrementaría un 67% entre estas campañas, aportando casi 1.200 millones de dólares adicionales a la generación neta de divisas”, se agregó.

   Se destacó que los valores exportados se encuentran traccionados, principalmente, por el aumento de las cantidades, que crecerían un 43% en el caso del grano respecto de la campaña 2015/16.

   Otro de los aspectos a destacar tiene que ver con el incremento de la recaudación fiscal. “Bajo el esquema normativo anterior, los ingresos fiscales alcanzaron los 526 millones de dólares, con los derechos de exportación explicando el 48 % de los mismos”, se aseguró.

   Para la campaña 2018/19, ya sin retenciones, se espera una recaudación de 725 millones de dólares, lo que supone un aumento del 29 % respecto de 2015/16. Así, debido al incremento de la actividad, y en consecuencia de la base imponible, la recaudación —vía otros impuestos— compensa con creces las pérdidas de ingresos fiscales por la eliminación de los derechos de exportación.

   Entre las conclusiones, los investigadores —a cargo del economista jefe, Agustín Tejeda Rodríguez— precisaron que se destaca la gran capacidad de respuesta que ha mostrado la cadena del trigo al nuevo esquema de incentivos dado por la eliminación de derechos y restricciones a las exportaciones.

   “Sólo en la campaña siguiente al cambio de políticas, el área sembrada se incrementó un 32 % y los productores, con paquetes de alta tecnología, pasaron del 17 al 35 % del total. Para la presente campaña se espera un nuevo incremento del área y la tecnología, que podrían arrojar un volumen de producción récord superior a los 19 M/T de trigo”.

   De acuerdo con las estimaciones de la Bolsa de Cereales, el producto bruto de la cadena del trigo (valor agregado) se ubicaría en la campaña venidera en alrededor de los 3.600 millones de dólares. Esta cifra representa un crecimiento del 33 % respecto de la campaña anterior, y un 132 % respecto de 2015/16.

   De esta manera, la cadena mostraría un incremento de su producto bruto por tercera campaña consecutiva, liderando el crecimiento de las cadenas agrícolas desde el cambio normativo. La Bolsa también precisó que, durante el año 2019, la cadena contribuirá con una mayor recaudación (+20 %), mayores exportaciones (+23 %) y un nivel de facturación en torno a los 5.000 millones de dólares (valor bruto). 

   “Respecto de los ingresos fiscales, debe destacarse que la recaudación —vía otros tributos, especialmente el impuesto a las ganancias—, ha superado la disminución por la quita de las retenciones. Entre la campaña 2015/16 y la actual, la recaudación crecería un 29 % (+200 millones de dólares). Esta situación genera una mejora de todos los agentes recaudadores, incluyendo a las provincias que se ven favorecidas por un aumento en los ingresos por impuestos coparticipables”, se explicó.

   Asimismo, se aclaró que la contribución de la cadena podría ser mayor si se agregan los eslabones de la industria de segunda transformación y el consumidor final, y si se consideran las interacciones con el resto de los sectores de la economía.

   “Además, no se han profundizado otros beneficios adicionales, vinculados con el aumento del empleo directo e indirecto; o la sustentabilidad de los sistemas productivos por la mayor inclusión de gramíneas en la rotación y la mejora en indicadores de tecnología aplicada al cultivo como la fertilización”, se dijo.

   De acuerdo con la DEE de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, la campaña 2018/2019 —en la región cercana al puerto local— espera una siembra de alrededor de 2,5 millones de hectáreas. La predicción fue realizada a mediados del último mes, por lo que aún admite alguna corrección hacia la suba por lo comentado líneas arriba.

   En la antevíspera, los exportadores volvieron a ofrecer 240 dólares por tonelada para Bahía Blanca, en tanto que para el Gran Rosario propusieron 5.850 pesos, $ 50 más que este lunes. La BCBA informó que los molinos pagaron entre 6.000 y 7.000 pesos por tonelada del grano fino, según calidad, procedencia y forma de pago.

   Por el cereal, con entrega entre diciembre y enero, los exportadores ofrecieron de U$S 185 a 190 T, sin variantes. En el Matba, el cierre dejó altibajos para el cereal, dado que mientras la posición julio subió un dólar, al cerrar con un ajuste de U$S 251, el contrato enero bajó US$ 0,50, tras quedar en U$S 192.