Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Zelarrayán, el caos a dos manos

Una nota publicada por este diario en su edición del 4 de junio dio cuenta de los severos conflictos que genera circular por la calle Zelarrayán, en el tramo que comienza a partir de salvar el derivador Maldonado, con dirección al camino Parque Sesquicentenario.
zelarrayán es actualmente una calle de doble circulación, plagada de comercios, de barrios en crecimiento, sin un ancho adecuado, con lomos de burro, algunos semáforos sin coordinación y todo lo que se pueda esperar de una arteria convertida en una verdadera trampa para el creciente tráfico vehicular.
“Frecuentes embotellamientos, frenadas bruscas e invasiones de carril” son enumerados en la crónica mencionada como algunos de los varios riesgos que enfrentan quienes circulan cada día  y a cada hora por ese lugar.
Hasta hace algunos años, los problemas de alguna manera estaban circunscriptos a las horas pico, pero en la actualidad el aumento del parque automotor y un movimiento que se mantiene casi constante durante el día hacen que esos momentos de “caos” abarquen la mayor parte de la jornada.
A esto se suma la conocida falta de educación de los conductores y peatones locales, que en poco y nada colaboran para aportar orden y criterio al funcionamiento de la calle, con autos estacionados en lugares indebidos, personas cruzando por cualquier parte, fastidio, velocidades por encima de lo permitido.
Lo cierto es que el caso de Zelarrayán es uno más de los muchos que enfrenta el tránsito vehicular de una ciudad que por momentos se ve desbordada en su capacidad de respuesta ante el crecimiento de los barrios y el aumento de la cantidad de automóviles y motos.
Los cambios son a veces inesperados, violentos y, como tales, exigen una respuesta acorde por parte de las autoridades municipales, que deben establecer un diagnóstico, analizar los puntos de conflicto y evaluar posibles soluciones o alternativas que morigeren la situación y la hagan, como mínimo, más tolerable.
En este caso es posible que se deba avanzar con proyectos de apertura de nuevas calles, por caso Estomba, hoy truncadas a la altura del derivador Maldonado. 
La ciudad no soporta más cinturones, ni férreos ni de paseos ni de cursos de agua.