Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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La Revolución de Mayo

     Se va terminando mayo. Y no es un mayo cualquiera. Es el mayo que recuerda los 50 años del Mayo Francés.

     ¿Cuál es la importancia de ese mayo? El paso al frente de los jóvenes. Desde aquel mayo ya son impensadas las revoluciones sin jóvenes.  

    El Mayo Francés fue el punto alto de lo que se venía gestando en la propia Francia y en otros lugares del mundo: la oposición a la presencia de los Estados Unidos en Vietnam, el  cuestionamiento al orden burgués en general, el enamoramiento de los jóvenes latinoamericanos con la figura del Che Guevara, las ideas enarboladas por el pastor Martin Luther King en pos de los derechos de los negros en Norteamérica y hasta las protestas de los universitarios japoneses por el aumento de las matrículas estudiantiles.

     La revolución fue germinando en las universidades: dejaron de dictarse las clases y las aulas se convirtieron en salones de debates políticos, más urgentes que saber la Teoría de Burmester.

     “Buscábamos ser impertinentes. Y lo exteriorizábamos con las barbas y los pelos largos, comenzamos a vestir mal a propósito”, resume hoy el líder estudiantil de aquellos años Joaquín Araujo.

     “Se termina una época en las que las jerarquías estaban claras, el 68 nos muestra que todas las ideas eran convenciones y que podían ser mandadas a hacer puñetas (*)”, dice el filósofo Gabriel Albiac, autor de “Mayo del 68, una educación sentimental”.

     “Quiebra el concepto de autoridad, quiebra el concepto de pater familias. Eso se viene abajo”, dice el periodista español Eduardo Haro Tecglen.

      No es fácil resumir toda la significación del Mayo Francés. Quizás se pueda decir que el Mayo del 68 fue el mes en el que los jóvenes empezaron a ser.

 

(*) Mandar a alguien a hacer puñetas es sinónimo de quitárselo de encima durante un largo tiempo.