Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Primera cárcel

por Mario Minervino

Hace 112 años, en mayo de 1906, llegó a nuestra ciudad el ingeniero Ceferino Corti, el mismo que ganó el concurso de proyectos para construir el palacio municipal, en representación del gobierno provincial, para tomar posesión de terreno donado por la comuna para construir la cárcel bahiense.
Comisarías saturadas de detenidos, presos derivados a La Plata y otros males no menores formaban parte de las razones por las cuales la justicia y la comuna solicitaban al gobierno bonaerense la necesidad imperiosa de construir una cárcel. 
Aprobada su ejecución en 1905, la obra fue licitada y adjudicada. 
En esas circunstancias fue que llegó Corti, para tomar posesión del terreno que el municipio había cedido a tal fin, ubicado a pocos metros del cementerio comunal. 
Cumplido el formalismo, debían comenzar de inmediato los trabajos preliminares. Sin embargo, por distintas causas, esa primera iniciativa de levantar una cárcel no prosperó.
El paso siguiente del gobierno provincial fue alquilar, en abril de 1907, el galpón que ocupara, en San Martín y Lavalle, la consignataria de Jorge Moore y Angel Brunel, lugar al que, levemente adecuado, fueron trasladados todos los detenidos. 
El lugar era poco menos que una calamidad, sin luz ni sanitarios, sin medidas de seguridad adecuadas, en pleno centro. Por eso el pedido de un edificio acorde no dejó de plantearse.
Allí permanecieron los presos, con quejas, fugas y alguna que otra calamidad, hasta junio de 1909, año en que finalmente la nueva cárcel fue habilitada, en terrenos donados por el vecino Apolinar Bañuelos, dentro de un loteo por él mismo creado bajo el nombre de barrio La Floresta. 
En el lugar, en el mismo edificio, funciona hasta hoy.