Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El nuevo polo gastronómico

Ya no hay marcha atrás. Desde hace años la avenida Alem, una de las más caracterizadas de la ciudad, ha comenzado a trocar su perfil residencial por el gastronómico, con la readecuación de decenas de sus viviendas.
Comenzó de a poco, afectando algunas casas ubicadas en las primeras cuadras -a metros de Alsina- y otras a la altura del complejo de la Universidad Nacional del Sur, atendiendo al importante movimiento de estudiantes que concentra el lugar.
Luego se fue extendiendo, poco a poco, mes a mes. En algunos casos se demolieron inmuebles tradicionales, en otros se adecuaron sin dejar la más mínima huella de su anterior perfil, de esa estética que hizo de la calle uno de los lugares de paseo favoritos y reconocidos por todos los vecinos.
Muchos son los que se lamentan por la constante pérdida de viviendas de esa calle. Mansiones, chalets, caserones van desapareciendo para dar lugar a estos nuevos puntos gastronómicos, pero también para permitir la aparición de edificios en altura, dando respuesta a una demanda que el mercado impone.
La avenida Alem, tal cual se la conoció hasta los 70 y 80 va desapareciendo. Al menos en su forma de paisaje urbano, en el telón de fondo que ofrecía su arquitectura, esa que los propios bahienses salían a disfrutar en sus paseos.
A pesar de figurar como un “área protegida” en el inventario de bienes patrimoniales elaborado en 1992, nada ni nadie ha impedido su transformación. 
Hoy conviven comercios, entidades médicas, radios, cervecerías, restaurantes. Día a día se suma una nueva propuesta comercial. No hay mucho que se pueda hacer para quebrar esa tendencia.
Pero sí es interesante rescatar el valor espacial que todavía tiene la avenida, sus anchas veredas, su recorrido rico de visuales. Acaso sea hora de potenciar su nuevo perfil, exigir cierta estética a los nuevos ocupantes y ordenar el funcionamiento del lugar para que sea atractivo.
La cantidad de usuarios indica que el nuevo destino tiene la aceptación de los bahienses. La demanda verifica esa necesidad. 
La avenida Alem ha modificado su aspecto. Es momento de adecuar las normativas al nuevo uso, de no dejarlo a la deriva y de potenciarlo, para bien de todos.