Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

El descubridor del yacimiento de Sierra Grande descansa en Bahía Blanca, en una tumba de hierro

Descubridor del mayor yacimiento de hierro de Sudamérica, murió en nuestra ciudad sin ver que el mismo fuese aprovechado.

La tumba de Novillo, revestida en Hierro, en el cementerio de Bahía Blanca.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

 

La tumba sorprende por su forma, su rusticidad y su dureza.

Está recubierta por el duro y áspero metal extraído de las minas de Sierra Grande, la fuerza del hierro en la naturaleza hecha roca.

También incluye ela figura del pico y la maza, símbolo de los mineros, y una imagen de la Virgen de Luján.

Es el lugar donde descansan los restos de Manuel Reynero Novillo, el hombre que en 1944 descubrió el yacimiento de hierro de Sierra Grande, en Río Negro, el mayor en su tipo en Sudamérica.

Apasionado por la geología, Novillo dedicó los últimos años de su vida a promocionar su hallazgo, buscó ayuda para financiar el yacimiento, golpeó puertas en el gobierno. Nunca obtuvo una respuesta favorable.

Cansado y desalentado, en 1953 se instaló en Bahía Blanca en 1953, desde donde continuó su lucha para que se aprovechara esa existencia del hierro, con tanto énfasis que se ganó el apodo de "el loco de las piedras".

Sin ver su sueño cumplido, murió en 1955, a sus 59 años de edad.

El lugar

Catorce años después de su desaparición, el gobierno de Juan Carlos Onganía decretó la creación de HIPASAM, empresa mixta formada por Fabricaciones Militares, el Banco Nacional de Desarrollo y la provincia de Río Negro, para comenzar a explotar el yacimiento. 

Un año después comenzó la excavación de las galerías, la planta de concentración, los hornos para fabricar pellets y el muelle para embarcarlos. Llegó a ser la mina subterránea más grande de Latinoamérica, con 414 metros de profundidad y 98 km. de longitud. Una ciudad creció a su alrededor,

El yacimiento que Novillo descubrió en 1944 se comenzó a explotar en 1978.

Carlos Menem lo cerró en 1992 y Néstor Kirchner lo concesionó en 2004 a una empresa de capitales chinos, la cual lo explotó hasta 2017, cuando la baja en el precio internacional del hierro lo llevó al cese de sus actividades. Hoy solo se ocupa de vender el hierro en polvo acopiado.

Manuel Novillo, su descubridor, descansa en estas tierras, cubierta su tumba por el mismo hierro que signó su vida.