Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

¿Fracasó la visita del Papa?

Aún hoy, mucha gente sostiene que el paso de Juan Pablo II por nuestra ciudad en 1987 confirmó la supuesta apatía de los bahienses. ¿Es tan así?

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   La verdad es la mentira más eficaz, dijo un filósofo alemán, que era de todo menos cristiano. Es decir, lo que aceptamos como “verdad” es aquella versión de los hechos que logra imponerse a las otras.

   La mitología popular, al referirse despectivamente a Bahía Blanca, incluso con la complicidad de los bahienses, afirma que nuestra ciudad es tan difícil que aquí “hasta fracasó el Papa”.

   Juan Pablo II brindó una homilía el 7 de abril de 1987 en el Cristo del Camino, bendita porción de tierra ubicada entre Villa Harding Green y la última rotonda que conduce al aeropuerto.

   Una multitud, que en buen número partió desde un punto de encuentro en Sánchez Elía, lo acompañó esa poco apacible jornada. Según la mirada más positiva, se trató de un hito y una enorme demostración de fe. En la vereda de enfrente, se habló de rotundo fracaso.

   ¿Podremos confirmar o desmitificar esa idea?

   Primero, algo de contexto. No eran días fáciles en Argentina y la llegada del Papa polaco obró como un bálsamo. El mensaje simbólico era contundente: por primera vez en 400 años un Obispo de Roma no celebraría la misa del Domingo de Ramos en El Vaticano.

   La visita duró una semana, en la cual recorrió Buenos Aires, Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba y Tucumán, entre otros puntos. En todas partes se lo tomó como un festejo.

   No obstante, el país estaba en crisis. Por eso días el Indec daba a conocer la cifra de inflación de marzo, del 8,2%, acumulando un 23,9% en el primer trimestre del año. La hiper se encontraba a la vista.

   En la contratapa de este diario, Atilio Zanotta reflejaba la debacle con humor renegrido en su tira “Matías y Familia”. El famoso abuelo iba a la carnicería y este era el diálogo con el vendedor:

--Buenas.

--Buenas.

--¿No le sobró algún hueso para pelar?

--¿Tiene perro?

--No, tengo hambre.

   Un día después, Zanotta aludió a la visita papal. Había un solo dibujo a lo largo de la tira, donde se observaba a Matías y su familia en el fondo de la multitud. El chico, irónico, afirmaba: “¿Te diste cuenta? Algunos creen que porque estén más cerca del altar van a conseguir las mejores ubicaciones en el cielo...”.

   Por esos días, Olimpo quedaba eliminado en el Torneo Regional a manos de Argentino de San Nicolás (¿fracaso?) y el secretario de Obras Públicas durante la intendencia de Juan Carlos Cabirón, el agrimensor Jaime Linares, se reunía con el ingeniero Juan Carlos Scheffer y el empresario Carlos Arecco para analizar la seria problemática del agua potable a nivel local.

   Además, una megaestrella ocupaba las noticias debido a su fugaz paso por el país. Con el Nápoli puntero del Calcio, Diego Maradona se tomaba dos días para conocer a su hija recién nacida, Dalma Nerea: 31 años después no haría lo mismo para su casamiento.

   Por supuesto, Bahía se aprestaba a conmemorar su 159º aniversario.

   En cuanto a Juan Pablo II, así como en suelo bahiense se concentró en dar un mensaje apuntado al mundo rural, en la región cuyana eligió otros tópicos. “La Nueva Provincia” titulaba: “Condena papal al aborto, la droga y el terrorismo”. Dicen que la Historia es repetición disfrazada de novedad.

   En fin, a partir de ahora podemos concentrarnos en el punto central del debate: ¿fracasó o no la visita del Papa a Bahía Blanca?

   La crónica de entonces habla de la presencia de 150 mil personas junto al Cristo del Camino, poco más de la mitad de la población total de entonces. Por supuesto que siempre se puede discutir el lente de aumento de los organizadores pero, así y todo, comparemos.

   Apenas terminada esa misa, Karol Wojtyla partió a la capital rionegrina. En inmediaciones del aeropuerto, ofreció otra homilía. Adivinen cuánta gente asistió. ¿Parecido a Bahía? Ni cerca, apenas 15 mil almas. No pudimos confirmar si allá se habla del fracaso del Papa en Viedma.

   En Mendoza, los organizadores hablaron de 450 mil personas, pero los medios de comunicación aportaron sentido crítico y estimaron 180 mil. Mucha diferencia de criterio, en la cuarta región más poblada del país.

   En la segunda provincia argentina, Córdoba, con el triple de habitantes que el sudoeste bonaerense, se fijó el número en 300 mil personas. En Tucumán, con el doble de población que nosotros (presten atención), el mensaje papal se dirigió a 50 mil presentes. ¡Fracaso!

   El anteúltimo día de su gira, en un mensaje a la juventud en la porteña 9 de Julio, hubo quienes sostuvieron la cifra de 250 mil asistentes, mientras otros contaron 450 mil.

   Finalmente, el Domingo de Ramos, 12 de abril de 1987, en Buenos Aires, los argentinos mostramos todo lo originales que podemos ser. Las estimaciones variaron entre las 400.000, 700.000, 1.000.000 y 1.800.000 personas, para un área metropolitana 10 o 12 veces más poblada que la nuestra.

   Conclusión: con esos datos, y más aún observando las recientes misas del Papa Francisco en Chile, es difícil sostener que uno de los episodios más relevantes de la historia de Bahía Blanca haya sido un fracaso.

   Amén.

"Uno de los días más importantes de la historia"

   “Mucho se discutió desde entonces acerca de cuánta gente fue y si eso significó o no un fracaso. Es cierto que se acercó menos concurrencia de la esperada, pero hubo varios factores que conspiraron”, recordó el intendente Héctor Gay, en aquel momento periodista asignado para la cobertura del evento por LU2 y “La Nueva Provincia”.

   “Uno de los factores que condicionó fue el clima. Y, más importante aún, hubo gente que decidió no ir por todas las prevenciones con las medidas de seguridad: 'que por acá no se puede, por allá tampoco'... eso desalentó a muchos”, agregó.

   “De hecho, mi esposa quiso ir con uno de mis hijos y era tan difícil llegar que desistió. Por eso mucha gente prefirió seguir la visita del Papa a través de los medios. De todos modos, aquel 7 de abril quedará en la historia como uno de los días más importantes de la historia, por lo que significó la llegada del Sumo Pontífice a Bahía”, sentenció Gay.