Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Ambulancias: los minutos contados

Algo no termina de funcionar de la manera más adecuada en nuestra ciudad. 
No es la primera vez que un hecho ocurrido en Bahía Blanca despierta las críticas de los vecinos por una supuesta demora en la llegada de los servicios de emergencia.
Si bien el archivo remite a muchas situaciones de los últimos años donde la ambulancia fue cuestionada por su demora, es cierto que cada día se registran en la ciudad decenas de llamados a este servicio vital, que con apenas cuatro móviles cubre cotidianamente una extensión territorial que hasta ha resultado llamativa para los expertos en cuestiones urbanas.
En el caso puntual de lo ocurrido semanas atrás en el barrio Rucci, donde murió la joven Agustina Bustos, de acuerdo con los registros del 911, el servicio de emergencias tardó treinta y un minutos en presentarse en el escenario del hecho, tiempo del cual la mitad se relaciona con los minutos que necesita el móvil para llegar desde su ubicación al lugar desde donde fue convocado.
Si a esto se suma que el destino quiera que de manera simultánea se registre más de un caso de urgencia, debe asumirse que alguno de los hechos se verá fatalmente afectado por la demora. 
En el caso de Agustina, la ambulancia estaba afectada a un traslado cuando ingresó el llamado al 911.
Lo cierto es que Bahía Blanca cuenta con cuatro ambulancias para las emergencias, distribuidas en puntos considerados estratégicos, equidistantes de los distintos barrios, para de esa manera agilizar la velocidad de respuesta.
Sin embargo, resulta claro que el número es ajustado si se considera el área que se debe atender, la posible coincidencia de dos o más llamados, los tiempos de recorrido y respuesta. 
A esto se suma que no siempre quienes convocan al servicio pueden asegurar qué tipo de código tiene la emergencia.
Sin tener que esperar hechos que lamentar, sin duda la ciudad exige una cantidad de ambulancias adecuada para su población, para la cantidad de llamados y las distancias a recorrer. 
No se puede esperar una respuesta de segundos cuando los recursos están a una distancia que hoy, lamentablemente, exige un recorrido demasiadas veces fatal.