Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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"La satisfacción personal que da la enfermería no sé si la da otra carrera"

Amanda Arrieta, Jefa del Departamento de Enfermería del Hospital Regional Español y afiliada a ATSA (Asociación de Trabajadores de la Sanidad) desde hace 40 años, nos contó su historia. "Hoy por hoy nos consideramos profesionales de la salud y eso nos llena de orgullo", dijo.

Fotos: Rocío Zabalza-La Nueva.

   "Vocación: inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo. 

   Esa es la definición que nos aparece si buscamos rápidamente en Internet el significado de la palabra "vocación". 

   Este interés a una determinada forma de vida o trabajo, suele verse mucho más reflejado en una profesión como la de ser enfermero o enfermera. Como, por ejemplo, en el trabajo que  lleva adelante desde hace 40 años Amanda Arrieta, Jefa del Departamento de Enfermería del Hospital Regional Español de Bahía Blanca; quién nos contó su historia.

   "La vocación creo que nace con la enfermería, porque sino te dedicás a otra cosa. Es lo que por mucho tiempo nos ha mantenido en pie, en pos del paciente, del enfermo, en darle la mejor atención", entendió Amanda.

   "Más allá de los momentos difíciles de la vida -agregó-. Siempre cuando uno está delante de un paciente y ve como sufre la otra persona, en este caso el prójimo; uno por más que no quiera se pone en el lugar de la otra persona. Y muchas veces hemos tenido que vivir momentos difíciles en nuestra profesión. 

   Nosotros hemos llorado con padres, hermanos, hijos... Si no tenés una vocación de servicio para el prójimo no lo podes hacer. A veces se torna difícil mantenerse en pie, no debilitarte, ser fuerte para dar esa palabra de aliento que necesita el paciente y su familia", enfatizó.

   Amanda comenzó a desandar los caminos de la enfermería desde bien chica. Con tan sólo 17 años, dio sus primeros pasos en el Hospital Privado del Sur, donde trabajó 10 años. 
Recién a los 18 (cuando se lo permitió la edad) comenzó el curso que en aquel entonces dictaba la Cruz Roja, y en 1994, hizo la carrera a través de la Universidad de Rosario en nuestra ciudad, a lo que en un futuro le agregó el título de Licenciada.

   "En Enfermería la mayoría somos mujeres, como mujeres nos sentimos más que satisfechas con nuestra carrera, que hemos podido ir perfeccionando, preparándonos. Hoy por hoy nos consideramos profesionales de la salud y eso nos llena de orgullo, con el tiempo nos fuimos perfeccionando muchísimo. Ser mujer es una satisfacción, cada mujer que ha logrado algo en la vida sabrá entenderme",  dijo Amanda.

   Pero como muchas otras, en esta vocación se va aprendiendo día a día, sacando lo bueno de todo e intentando ser cada vez mejores para poder servir de la mejor manera.
Mostrarse fuerte ante cada situación o problema es una de las virtudes más importantes con las que se debe contar.

   --¿Dónde buscás esa fuerzas?

   --Primero en tener la vocación de servir y después uno día a día se va perfeccionando; para eso siempre fue importante en el Sindicato, que nos apoyó para hacer Seminarios o ayudarnos a costearnos la carrera cuando recién llegó a Bahía.

   Acá sos un poco psicólogo, un poco amigo, un poco confidente. Nosotros escuchamos muchas historias, notamos que la gente llega al hospital y tiene muchas ganas de contarte cosas, y tenés que prestar el oído. 

   Te enganchás en cada historia de vida y más de una vez te sentís parte de esa historia. A veces te involucras tanto que cuando pasa algún problema extra, lo vivís como si fuera un familiar. Uno tiene que tener la distancia óptima para no caer; a mí me ha pasado en dos o tres oportunidades que me involucre tanto con la enfermedad del paciente, con la familia, con la historia de vida, que me ha hecho sentir mal.

   En más de una oportunidad tuve que acudir a un psicólogo, más cuando hay chicos. Contener a los padres en esos momentos es muy difícil, uno saca la fuerza que Dios te da, porque gracias a Dios pensamos que tenemos esa fortaleza para dar esa palabra de aliento a una familia que está sufriendo por un ser querido.

   Pero así como el camino presenta muchos escollos, también los cruza con momentos de los buenos, eso que hacen que todo valga la pena.

   "Te vas haciendo... Primero llegás a atender al paciente con lágrimas en tus ojos. Como también tenés muchas satisfacciones: que te encuentren en la calle y te digan 'Usted es la enfermera que me cuidó' o 'Gracias a usted estoy bien'. Eso, no tiene precio. Es una satisfacción personal muy grande.

   En toda mi carrera he pasado muchas situaciones tristes, pero son muchas más las alegres. Las tristes me han marcado, pero la satisfacción personal de que un paciente te pare en la calle y te reconozca, es impagable", señaló Amanda, de 57 años, esposa, y madre de tres hijos.

   --¿Qué le dirías a una chica que quiere ser enfermera o arrancar con la carrera?

   --La apoyaría 100%, que siga adelante y se perfeccione. Que en la carrera tenés muchos días de gran satisfacción y cosas que son impagables, que no tiene que ver justamente con lo económico sino con lo emocional. Económicamente es una profesión que no está muy bien remunerada, pero emocionalmente tenés muchos pagos, que tienen un valor mucho mayor. La satisfacción personal que da enfermería no sé si la da otra carrera.

   --Pese a ser una profesión que muchas veces te quita momentos personales, o con la familia, que después no se recuperan, ¿no?

   --Sí, uno se pierde muchas cosas con la familia, pero después se torna tan natural que ellos lo aceptan. Yo estoy feliz con mi profesión y muy agradecida con toda la gente que me ha dado una mano, y con Dios sobre toda las cosas.
Luego de 40 años, Amanda, como muchas otras mujeres, enaltecen su profesión y sirven como mojones para generaciones futuras; que seguramente buscarán su propia huella para recorrer la vida.