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Prometea: inteligencia artificial puesta al servicio de la justicia

Integrantes del Ministerio Público Fiscal porteño, con la colaboración de especialistas, diseñaron una sistema que resuelve expedientes en poco tiempo y con un alto grado de acierto.

Fotos: Sebastián Cortés-LN.

Por Pablo Andrés Pascual/ppascual@lanueva.com

   Una simple aplicación incorporada a un celular, tablet o computadora nos permite editar fotos, hacer trámites de forma sencilla y hasta comprar artículos fuera del país.
   Los avances tecnológicos nos brindan confort, solucionan problemas y acortan tiempos y distancias.
   Esta innovación se puede aplicar a cada ámbito de nuestra vida y el derecho no es la excepción.
   Miembros del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, con el aporte de expertos en inteligencia artificial, crearon un sistema denominado Prometea, que permite la rápida resolución de causas simples.
   “Las nuevas tecnologías están transformando radicalmente lo que hacemos y lo que somos. Estamos en los albores de un tsunami de innovación, producto de un fenómeno llamado Cuarta Revolución Industrial. En este contexto, el derecho y otras disciplinas se transformarán como nunca antes”, considera Juan Gustavo Corvalán, Fiscal General Adjunto en lo Contencioso Administrativo y Tributario ante el Tribunal Superior de Justicia porteño.
   Este doctor en ciencias jurídicas es uno de los impulsores y desarrolladores del programa, el que en la actualidad es utilizado para realizar dictámenes sobre el 52% de los expedientes que ingresan al citado tribunal, con una tasa de acierto del 96%.
   Esta herramienta informática toma los datos del caso, lo compara con situaciones similares resueltas con anterioridad y decide.
   Corvalán, quien lidera el proyecto junto al fiscal general Luis Cevasco, Ignacio Raffa y Nicolás Vilella, sostiene que está listo para ser utilizado en cuestiones penales que representan el 60% de los procesos que lleva adelante la justicia de la Ciudad de Buenos Aires.
   “El proyecto surgió por el trabajo de investigación que venimos desarrollando en la fiscalía y es un ejemplo inédito de cómo la propia justicia puede innovar y desarrollar sistemas que buscan acelerar los tiempos”.
   El abogado, autor de cuatro libros y docente de la UBA, describió que el programa es capaz de resolver 1.000 expedientes en 7 días. Esa misma tarea, con la utilización del método tradicional, demandaría 83 jornadas de trabajo.
   “La inteligencia artificial permite optimizar de manera exponencial las actividades que realizan los seres humanos. Simplifica, reduce errores y ahorra tiempo. Esos son los beneficios más palpables. Esto se logra porque esta tecnología puede mejorar algunos aspectos de nuestras capacidades cognitivas (habilidades de nuestro cerebro), de un modo similar al que los barcos y aviones nos permiten hacer cosas que serían imposibles con nuestros cuerpos”.

Una herramienta
   De todas maneras, aclara que la incorporación del software no implica apartar al humano de las tareas, sino  aprovecharlo para que concentre sus esfuerzos en cuestiones más complejas.
   “No está pensada para dejar sin trabajo a nadie, sino todo lo contrario. Prometea es un asistente, una ayuda, una herramienta, así como lo es una computadora, el Microsoft Word, Internet, y otros elementos que utilizamos a diario. El principal objetivo es mejorar la calidad del trabajo que realizan las personas en el ámbito del derecho. Es decir, creemos que las capacidades humanas se deben aplicar a los casos complejos y que las cuestiones más simples sean realizadas por la inteligencia artificial”.
   “Me parece que el enfoque de que las máquinas, robots y la inteligencia artificial desemplean a los seres humanos debe ser pensado con muchos más matices. Si bien la tecnología históricamente ha desempleado, también es cierto que se crean otros trabajos que antes eran impensados. Aquí el derecho tiene un gran desafío para intentar que el desarrollo tecnológico sea inclusivo y que reduzca las brechas desigualitarias existentes”, siguió diciendo.
   Aclara que es indispensable la presencia de la persona, ya que todas las decisiones tomadas por la máquina son revisadas.


   “Esto es un medio, una herramienta al servicio de una persona y no al revés. El aporte del letrado es fundamental. Primero, porque para poder ser utilizada Prometea necesita que un ser humano le indique lo que intenta hacer o en lo que necesita ser asistido. Segundo, porque la revisión posterior es indispensable y obligatoria en todos los casos y sin excepción”.
   Corvalán describe que el programa ayuda a la resolución de casos que van desde amparos en temas de derecho a la vivienda a causas de empleo público o cuestiones procesales, entre otros.
   “La característica común es que son las menos complejas. Con esto me refiero a casos en los que ya se ha sentado un criterio, y cuentan con precedentes en los que se ha resuelto de una misma forma”.


Cómo trabaja
   Para describir el proceso, explica que “en un gran porcentaje los escritos judiciales, las resoluciones que los jueces dictan en una causa, o las cláusulas de un contrato suelen ser las mismas ante situaciones que son iguales o muy parecidas”.
   “Un abogado al redactar una demanda probablemente busque en su computadora un escrito anterior y lo adapte al nuevo caso, modificando los datos esenciales. También los jueces y fiscales suelen seguir modelos que se utilizan en diferentes circunstancias”, agrega.
   Señala que el programa trabaja con la información que surge del sitio web de consulta de expedientes, donde la justicia vuelca la información de las causas.
   “A partir de un número de caso, lo identifica y lee entre más de 300.000 documentos anteriores vinculados al expediente. Una vez hecho esto, relaciona los patrones con los dictámenes ya firmados en la fiscalía y en 15 segundos predice cuál es la solución que debe adoptarse. Por último, le trae en pantalla al usuario el modelo que debería utilizar, y le hace unas breves preguntas para adecuarlo al caso en concreto”.
   Menciona que el proyecto se afianzó en la justicia porteña y que el objetivo es lograr que llegue a otros ámbitos.

Juan Corvalán brindará una charla mañana, a las 18.30, con entrada libre, en el auditorio del Colegio de Abogados, en Sarmiento 54. El evento es organizado por el departamento de Derecho de la UNS.


   “De acuerdo a los lineamientos planteados para este año, estamos trabajando fuertemente en establecer lazos con las provincias”.
   Al respecto, sostiene que el principal problema para su implementación radica en que primeramente cada territorio debe organizar la información que utilizará el software, lo que demanda un trabajo importante.

La utilización de la tecnología y el derecho

   Juan Corvalán sostiene que no se debe seguir haciendo las mismas tareas aplicando a ellas la nueva tecnología, sino que se debe innovar el modo en el que se quieren cumplir los objetivos planteados.
   “Si bien no se puede generalizar, lo cierto es que los abogados en particular y las cuestiones vinculadas al derecho en general, suelen estar muy por detrás de los últimos avances tecnológicos. Por un lado, nuestra profesión suele ser ajena al plano tecnológico y desde la formación en las universidades no es frecuente encontrar programas que reflejen los cambios en ese ámbito”.
   Considera que en los tribunales y estudios jurídicos, por lo general, existen prácticas y métodos que impiden aprovechar nuevas tecnologías.
   “Me parece que el punto central es conocerlas, y ese es el mayor desafío. No se puede aprovecharlas si no sabemos cuáles son y cómo pueden ayudarnos a volver más eficientes las tareas que realizamos”.
   También menciona que a nivel universitario el tema tendría que tener mayor llegada a los alumnos.
   “Se habla, pero no lo suficiente ni con la profundidad con la que debería plantearse. En general, y al menos en el ámbito del derecho, las universidades reflejan avances tecnológicos de fines del siglo XX. Sin embargo, en los últimos años se han producido innovaciones exponenciales y sobre ellas hay que poner el foco”.

Reconocimiento

   Corvalán destacó luego la tarea de la Universidad Nacional del Sur y dijo que "es un excelente ejemplo de cómo se puede trabajar de manera innovadora, a partir de la tarea que vienen llevando adelante, principalmente en el área de análisis económico del derecho y los estudios en la llamada economía del comportamiento, bajo el liderazgo de Hugo Aciarri".

   "Creo que lo más importante es enfocar la enseñanza universitaria en donde la tecnología no sea vista como algo meramente instrumental. En un ejemplo, en la fiscalía trabajan jóvenes que saben mucho de tecnología y que en menos de dos días armaron un sistema mediante el cual las personas con discapacidad visual pueden conocer el contenido de la Convención Americana de los Derechos Humanos. Aquí la tecnología es la protagonista para que la persona con discapacidad pueda acceder a un conocimiento que de otra manera no podría. Este aspecto es uno de los que más hay que potenciar. La innovación mediante la aplicación de nuevas tecnologías tiene un potencial enorme para mejorar u optimizar los derechos de todas las personas".

   El tema de la innovación tecnológica ocupa un lugar preponderante para la casa de altos estudios de nuestra ciudad. Cabe recordar que el año pasado el departamento de Derecho de la UNS organizó junto a la UBA y La Sorbonne el congreso de innovación y derecho más importante de latinoamérica.