Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Políticas de vida para todos

por Rafael Omar Cura Schmidt

La vida es connatural a todo sistema biológico y apreciada y respetada en sí misma. La vida humana tiene la misma dignidad y por contar con racionalidad comprende un nivel más desarrollado, en esto, puede decirse que guarda mayor consideración. En consecuencia, toda vida es valorada y más aún cada vida humana. Todas tienen la misma dignidad y consideración, todas valen igual, lo mismo. 
En ello está comprendido, también, un primer principio evidente que señala que a todo ser humano le corresponde naturalmente la vida, ello es un derecho natural e inviolable que no se le puede quitar, porque tener vida implica su propio ser. Ser y existencia se implican en el hombre. Por esto, la misma expresión guarda forma de tautología, la vida está implicada naturalmente en la noción de vida humana. Así, lo primero que le corresponde a todo ser humano es la propia vida, ésta es para todos, a nadie se le puede quitar por ningún motivo.
El significado del término “aborto” es no nacimiento. La palabra castellana aborto proviene del término latino abortus, que es un sustantivo compuesto por la negación ab con el participio ortus del verbo oriri. El sentido de este verbo es surgir, nacer, aparecer y levantarse, y de allí provienen palabras como oriundo, orientar, origen y aborigen. 
La vida humana guarda su inicio en las causas que hacen posible la misma. Las causas físicas son el óvulo de la mujer y el espermatozoide del hombre, causas materiales del ser  humano y de su naturaleza constitutiva. No puede haber ser humano sin estas causas. La compenetración de ambos principios lo constituyen y le dan vida. Al haber vida hay sujeto, hay persona humana.
La consideración de persona, como sujeto de derechos a partir de la conformación de la corteza cerebral, es una mera convención humana al estimar que “desde allí” hay persona. Ese desde allí no existiría sin el “desde antes”, es decir desde el origen. La persona está en la misma constitución del sujeto, en la concepción. Se argumenta que a las catorce semanas hay “persona en acto”, ya constituida esencialmente, y anteriormente habría “persona en potencia” desde la concepción. No podría haber la segunda sin la primera, por ello, hay que admitir el valor y la dignidad de la etapa de 0 a 14 semanas como esencial para que pueda alcanzarse el estado de ese tiempo evolutivo. 
Como señala J. Finnis, desde el orden filosófico y científico la unión de espermatozoide y óvulo es el inicio del ser humano, el embrión es ser humano, nació de padres seres humanos, no es que hay ser humano luego de catorce semanas y antes no. Por lo tanto, no puede quitarse la vida en ningún momento, porque siempre hay vida y persona, aunque sea en potencia. Al estar presente, no puede violarse dicho derecho ni principio. 
El Estado ha sido constituido para salvaguardar la vida y el bien común de todos los habitantes de una Nación. El Ministerio de Salud es el espacio para el cuidado, promoción y desarrollo de la vida y la salud de todos y sus políticas deben orientarse en acrecentar el derecho a la vida de los ciudadanos y articular acciones con los otros Ministerios para la realización de acciones de educación, prevención, cuidado, adopción y seguridad de la vida humana en todos órdenes, también ante las problemáticas del aborto. 
Según la Dirección de Estadísticas e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación en 2016 fallecieron 525 mujeres por deficiencias de nutrición, enfermedades no tratadas, suicidios, agresiones recibidas, problemas relacionados con la pobreza y falta de higiene en el hogar, entre otros. Y además, hubo  245 muertes maternas, 202 por causas obstétricas directas e indirectas y 43 por aborto. De esta manera, el 17,5% refiere al aborto y el 82,5% a otras causas. A ello hay que agregar los hechos no registrados. 
Frente a esta situación de riesgo de la salud de la mujer, el Estado debe arbitrar todos los medios para generar políticas para que todas las mujeres puedan prevenir y desarrollar su vida plenamente frente a todos los problemas mencionados. Las diferencias respecto de la cantidad de abortos evidencia la necesidad de generar nuevas y mayores acciones públicas para el nacimiento de dichas personas, no su muerte. De allí la importancia de favorecer nuevos programas para desarrollar la adopción como instancia fundamental, entre otros. 
Respecto a las violaciones y delitos contra la integridad sexual, el Ministerio Público Fiscal señaló que hubo 1.110 causas por violaciones en 2015 y 1.242 en 2016. Y se registraron 9.900 casos en 2015 y 10.989 en 2016 correspondientes a abusos sexuales, simples o gravemente ultrajantes. Ello reclama la necesidad de desarrollar intensamente políticas públicas de formación para la convivencia y el respeto y especialmente de educación sexual en la adolescencia y para todas las familias.
Argentina es un país constituido a partir de infinitas inmigraciones y su historia evidencia que siempre se buscó la promoción de la vida y la salud plena de todos sus habitantes. Hay que favorecer la vida de todas las madres y todas las personas por nacer. No se mejora socialmente aprobando políticas que consoliden sistemas que faciliten la mortalidad, ni que se solucionen con la objeción de conciencia. Cuando el aborto es libre se generan las condiciones jurídicas para que los médicos se vean obligados a ofrecer en forma sistemática numerosos estudios prenatales, que suelen inducir a la posibilidad de optar por la muerte de su criatura. 
Que el diálogo, la reflexión, el estudio, el análisis y los aportes de todos los profesionales y los ciudadanos generen nuevas instancias para una Argentina con políticas públicas de vida para todos. 

Rafael Omar Cura Schmidt es profesor y licenciado en Filosofía.