Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Una tarde primaveral en el comienzo del otoño y un paseo en velero por el estuario

"La Nueva." aceptó la invitación del "Galileo" y durante tres horas recorrió en velero las aguas del estuario local. Entre buques y lanchas de pescadores, pizza y medialunas mediante, la belleza natural se lució en medio de la calma.

Fotos: Sebastián Cortés - La Nueva.

Federico Moreno

fmoreno@lanueva.com

   Con sus casi 12 metros de eslora, el velero Galileo supo, hace ya diez veranos, amarrar en las Islas Malvinas. Esta vez, la travesía de turno no fue ni tan peligrosa ni tan honorable, pero tripulantes y pasajeros pudieron disfrutar de una bella tarde primaveral recién asomado el otoño.

   Con seis personas a bordo, el jueves a las 14.55 se desató el último cabo del muelle de pescadores de Ingeniero White y el Galileo, conocido surcador de los mares del sur argentino, comenzó su recorrido. A bordo partieron el dueño y armador de la embarcación, Nilo Navas, el capitán Damián Galera (instructor del Club Náutico), el arquitecto Diego Promenzio y el presidente del grupo Poetas de la Bahía y cocinero oficial del velero, Héctor Mattos. Todos ellos son miembros de la Fundación Malvinas Argentinas. Como invitados, pudimos disfrutar del paseo Sebastián Cortés y Federico Moreno, fotógrafo y redactor de este diario, respectivamente.

   Pese a que la mañana del jueves se había mostrado fresca y nublada, las condiciones atmosféricas de la tarde se mostraban inmejorables, al punto de que fue necesario viajar con el motor de la embarcación encendido en todo momento, ya que por el escaso viento, propulsados a vela prácticamente no se habría avanzado.

   En la navegación, de exactamente tres horas y poco más de 20 kilómetros, desde la cubierta del Galileo se pudo observar, a pocos minutos de zarpar, el muelle de contenedores de Patagonia Norte vacío, a un asiduo bañista del muelle del Club Náutico tomando sol y “mojando las patas”, así como también al buque YM Virtue con bandera de Liberia cargando maíz en el sitio de Dreyfus.

   Luego del breve recorrido en sentido a General Cerri, el capitán Damián Galera, de 32 años y oriundo de Capital Federal, puso la proa al este por el canal de acceso principal y ordenó abrir la trinquetilla. La nave avanzaba a unos calmos 4 o 5 nudos.

   Pese a encontrarse a 25 kilómetros de distancia en línea recta, desde el “mar” bahiense hoy en día ya se pueden observar unos cuantos aerogeneradores del parque eólico Corti, así como en el medio de la visual aviones de pasajeros aterrizando y el trunco megaproyecto de la minera Vale, todos ellos hitos de la última década de la ciudad.

   Nilo Navas, sobreviviente del Crucero ARA General Belgrano, comentó que, gracias a que su velero permanecerá en nuestra ciudad hasta fines de mayo, los paseos con grupos invitados se están realizando más de una vez por semana, a veces de día, a veces volviendo al muelle por la noche, y que quienes deseen dar un paseo por el estuario deben comunicarse a través del Facebook “Fundación Malvinas Argentinas – Bahía Blanca”.

   “Estamos llevando a medios de comunicación, gente común que nos contacta, y ahora en las próxima salidas lo haremos con músicos, poetas y artistas plásticos para que cada uno se desenvuelva en lo suyo durante la navegación. Este es un barco escuela y también navegaremos con alumnos míos de la escuela”, explicó el profesor de Economía.

   Si bien tiene rotaciones de personal debido a la disponibilidad de cada uno, la tripulación del Galileo se conoce cual grupo de amigos de la escuela y no es de extrañar la buena onda que demuestran, cualidad seguramente muy necesaria para realizar travesías de un mes como la que hicieron en 2017 hasta el Faro del Fin del Mundo en un envase de 12 metros de largo por apenas 4 de ancho.

   “Podríamos prescindir de un capitán, pero no del cocinero”, afirma entre risas la tripulación, momentos después de la pizza casera que Héctor Mattos cocinó a bordo. Mientras que muchos conocidos le preguntan a Navas cuándo piensa encarar las costas brasileñas, las aguas cálidas y el carnaval carioca, él no lo duda: luego de haber visitado Ushuaia, San Juan de Salvamento y casi todos los puertos de la Patagonia, sus próximos objetivos y los de todo el grupo son nuevamente hacia el sur: Ushuaia en enero de 2019, para llevar e inaugurar la biblioteca temática de Malvinas-Antártida-Patagonia en el faro del fin del mundo, dejar allí el Galileo todo el año y volver en enero de 2020 para emprender la travesía máxima, el cruce al continente blanco.

Entre boyas y cangrejales

   La marea está baja, se ve a simple vista y también lo indica el sistema electrónico del Galileo: alejándose algunos metros del canal principal de acceso --donde nos cruzamos a un imponente buque cerealero con bandera de Singapur-- la profundidad decrece y, por momentos, el fondo marino se encuentra a escasos 2 metros mientras que el calado del velero es de 1,75m.

El buque mercante Usurbil, encallado en un canal secundario del estuario.

   Luego de que algunos pudimos timonear el último barco argentino con amarras en Malvinas, el capitán volvió al mando de la nave y enfiló nuevamente hacia el oeste, pero esta vez rumbo al Usurbil, el buque pesquero que cumplió tareas de inteligencia en la Guerra de 1982. Fuera de servicio tras un incendio que destruyó sus instalaciones, en enero de 1999 el Consorcio de Gestión del Puerto procedió a encallarlo en un canal secundario del estuario, entre islas de barro, juncos y gaviotas cangrejeras.

   En abril de 2007 un proyecto del Concejo Deliberante intentó declararlo patrimonio histórico municipal, impedir su desguace y garantizar su preservación, pero el mismo no prosperó y ahora sus restos están accesibles solo a aquellos que naveguen por la ría local.

Pasado, presente y futuro del Galileo, velero escuela

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   En el verano de 2007-2008 y con sus dueños anteriores, el Galileo se transformó en la última embarcación con bandera argentina en amarrar con autorización en las Islas Malvinas. Gracias a dicho antecedente, si en el futuro su dueño actual (Nilo Navas) lo deseara, los trámites para lograr el amarre serían más accesibles.

2

   En enero de 2017 y con seis tripulantes a bordo, la nave partió rumbo al sur del país. Pasó, entre otros puertos, por Ushuaia, la Isla de los Estados y un punto muy cercano al hundimiento del Crucero ARA General Belgrano. Sus viajes tienen fines de mantener viva la gesta de Malvinas y promover la importancia de la Patagonia y la Antártida.

3

   Si bien el viaje para partir nuevamente al sur el último enero estaba programado, en señal de respeto a los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, los miembros del Galileo decidieron postergar la expedición para el próximo año. En la misma está planeado inaugurar una biblioteca en el faro del fin del mundo.

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   Una semana muy dura. Si en 2019 logran ir hasta Ushuaia, la idea es que el velero descanse allí hasta el año siguiente. El objetivo final es en enero de 2020 cruzar hasta el continente antártico, lo que con buenas condiciones climáticas les llevaría siete días de viaje. Los vientos, oleajes y las bajas temperaturas de esas latitudes lo plantean como el más duro de los desafíos.