Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

De Monte Hermoso a Medellín, dibujan juntos su destino

Franco Dionisio y Guadalupe Ibáñez trabajan como tatuadores, están casados y en 2017 emprendieron un viaje de mochila por Latinoamérica.

Franco y Guadalupe, los viajeros. / Foto: gentileza Franco Dionisio.

   Anahí González
   agonzalez@lanueva.com

   Pájaros, serpientes, mariposas, flores, frases, rostros, espadas. Franco Dionisio y Guadalupe Ibáñez, los tienen por todo el cuerpo. Dibujos que hablan en tinta de sus deseos, etapas, pasiones, amores y gustos.

   Se conocieron en Monte Hermoso en 2010 y vivieron un “amor de verano”. Cinco años después se reencontraron y la química seguía estando ahí pero además se sumaba algo muy importante: un proyecto común. Ambos estaban a punto de renunciar a sus trabajos y emprender un viaje, de mochileros, por Latinoamérica.

   "Después de tantos años sin vernos y tantos cambios en nuestras vidas durante ese tiempo, nos encontramos en el momento justo, ambos sincronizados y entusiasmados por salir de nuestra zona de confort en la búsqueda de nuevas experiencias”, comentó Dionisio.

   Ella quería comenzar su viaje por la costa del Pacífico, y él por el Atlántico, así que se pusieron de acuerdo y comenzaron por el Pacífico.

   “Trabajamos duro todo el 2016 y la temporada de verano en Monte Hermoso para juntar el dinero para viajar”, dijo Franco.

   “Hicimos un viaje de mochila a la Patagonia en febrero de 2016, y a la vuelta nos casamos en Monte Hermoso, en marzo, con una ceremonia y una fiesta en la playa, rodeados de amigos y familiares”, contó.

   Al regresar al balneario se propusieron montar su propio estudio de tattoos, por lo que Guadalupe comenzó a estudiar dibujo, a pintar y a practicar para tatuar, así podrían trabajar juntos en el camino.

   Franco se inició en el mundo del tattoo oficialmente en febrero de 2013 en Ink Attack.

   “Todo mi conocimiento sobre el tattoo se lo debo a Esteban Félix y a la familia de Ink Attack, a Fausto, a Faka y a Vir, quienes me formaron durante esos años y a quienes agradezco inmensamente lo aprendido”, dijo.

   Pese a que tenían unos ahorros sabían que deberían ir generando ingresos para solventar la aventura.

   “Si hay algo que te da el tattoo es la posibilidad de trabajar donde sea, y obviamente nuestros miedos a esta experiencia se redujeron gracias a esto”, dijo el tatuador profesional.

   “Nuestra idea no era hacer un viaje muy ostentoso y dejaríamos que todo nos sorprenda”, añadió.

   Con algo de dinero encima, vendieron el resto de sus pertenencias y regalaron algunas otras para quedarse solo con lo que entrara en la mochila. Cargaron las tablas de surf, las herramientas de trabajo y partieron a Capital Federal y de allí a Chile y, casi enseguida, a Lima en un vuelo muy económico.

   “Lejos de casa, sin pasaje de vuelta, solo quedaba mirar para adelante", relató.

   "Estuvimos unos días en Lima, un lugar increíble, aunque nuestras ganas de playas más cálidas eran más grandes”, dijo. Luego se quedaron casi un mes en la playa de Máncora -norte de Perú- y disfrutaronde días de surf y relax. Sin embargo, en la costa existieron momentos complicados.

   "El tramo fue difícil, muy largo y muy peligroso ya que en ese momento el fenómeno climático denominado El Niño estaba arrasando toda la costa de Perú, con fuertes tormentas e inundaciones", contó Dionisio.

   Franco y Guadalupe estuvieron incomunicados durante un tiempo. Los caminos estaban anegados y la situación se volvía cada vez más tensa.

   De allí, lograron partir a Ecuador, aunque con poco dinero.

   “Esa escasez y la falta de experiencia en un viaje de estas dimensiones nos hizo replantearnos varias cosas, pero consideramos que todo era parte del viaje”, confió .

   Pese a las dudas, no se rindieron. Pasaron por Guayaquil y luego por Quito.

   “Quito es una ciudad increíble, con gente muy amable, una cultura hermosa por donde se la mire, cada rincón te sorprende”, dijo. Mientras evaluaban si quedarse allí un tiempo para generar dinero o ir hacia el norte, consiguieron trabajo -a través de las redes sociales en una tienda de tattoos en Medellín, Colombia.

   “El tramo desde Ecuador a Colombia fue montañoso, con curvas y contracurvas, bordeando precipicios, subiendo y bajando, como una montaña rusa, aunque un poco más expuesto a que sucediera algo para nada deseado”, contó Franco.

   "En la frontera entre Ecuador y Colombia, debimos cruzar desde Tulcan a Ipiales, de noche con todas nuestras cosas en mano, con lluvia, por un puente, en un lugar que parecía ser tierra de nadie”, recordó. El viaje parecía cada vez más peligroso. Incluso camino a Cali, se produjeron derrumbes y el chofer del bus que tomaron se durmió mientras conducía.

   “Algunas veces estuvimos al borde de caernos por la montaña, pero una vez que llegamos a Medellín todo fue paz”, comentó. “Aunque nuestro viaje comenzó sin expectativas, sentimos que, de alguna manera, era el lugar que habíamos estado buscando inconscientemente. Es el lugar de la eterna primavera. Quien le haya puesto así, no se equivocó”, señaló.

   Y allí están ahora, viviendo de su trabajo y muy agradecidos con sus paisas, cómo se hacen llamar los ciudadanos en esta parte del departamento de Antioquía.

   “Creímos que estaríamos solo un mes, como mucho, y continuaríamos viaje, pero ese mes se extendió a otro y el próximo a otro, así se nos pasó casi un año en este hermoso lugar en medio de montañas”, contó Franco.

   “Nos recibieron con las puertas abiertas de par en par. Sailors & Mermaids es la tienda que nos dio la oportunidad de comenzar una nueva vida en este maravilloso lugar y Félix Barrientos, es el capitán del barco y nuestro primer amigo en esta ciudad”, dijo. Coinciden en que Medellín los atrapó y la calidad de vida que les ofreció los sorprendió.

   “Por el momento estamos aquí, tenemos una vida formada y muy instalada, pero uno nunca sabe las vueltas que da la vida”, coincidieron.

   “Extrañamos Argentina, a nuestras familias y amigos, y claro, hay un choque cultural que a veces hace las cosas muy distintas, aunque la realidad de Argentina y las oportunidades que nos ofrece hoy son muy diferentes a las que nos ofrece Colombia hoy, pero sí tenemos en claro que vamos a volver”, aseguró la pareja.