Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El Jardín Zoológico

por Mario Minervino

Hace 98 años, en febrero de 1920, el Concejo Deliberante (CD) sancionó la ordenanza por la cual creó el Jardín Zoológico de Bahía Blanca.
La génesis del zoo se relaciona en la resolución del CD, de enero de 1911, de crear, en la chacra 428, el Parque de la Independencia. 
La idea correspondió al señor Augusto Brunel, presidente del club Tiro Federal, quien en comunión con el general Pablo Ricchieri, propusieron fomentar de esa manera “toda clase de ejercicios físicos, tiros y baños de natación”. 
La ordenanza determinó que el paseo sería inaugurado el 9 de julio de 1916, en coincidencia con el centenario de la Independencia, acto que nunca tuvo lugar.
Pocos años después, Brunel propuso crear, en el paseo, un jardín zoológico, algo común en ese tipo de lugares, un motivo de entretenimiento y formación.
Para 1915, el zoo tenía fisonomía propia. En el lugar podían verse -entre otros ejemplares- águilas del Chubut, gallinas de Guinea, un casal de cigüeñas, un guanaco; una comadreja, y ya estaba pronto a llegar una remisión de Pedro Luro, consistente en ciervos, gamas, jabalíes y faisanes dorados. 
En 1917, Brunel logró que el zoo de la Capital Federal le donara “sesenta lindos ejemplares de diferentes géneros y especies”.
La ordenanza de 1920, “creando” el zoológico, vino a dar forma a algo ya existente. Y de paso juntar algún pesito: “El zoo podrá ser visitado por el público desde la salida hasta la puesta del sol -mencionaba la norma-, previo pago de las cuotas de entrada”. 
Esos pesos ayudarían a construir, anexo al zoológico y según disponía la misma ordenanza, un “Stadium Pershin”, según el modelo de estadio Olímpico de París.
El zoo bahiense funcionó -con gloria y con pena- hasta 2014, en que el propio CD decidió se definitivo cierre.