Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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¿Saben qué es lo peor? Que a Olimpo se le rieron en la cara

El aurinegro atraviesa una crisis que parece irreversible. El viernes viene a Arsenal, y deberá ganar para empezar a creer en el milagro de la salvación.

 

Fotos: Sebastián Cortés-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peysssé / speysse@lanueva.com

   “Tocamos fondo”, declaró el técnico de Olimpo Christian Bassedas tras el estrepitoso y fulminante 0-5 ante Rosario Central. Estoy de acuerdo.

   “No tenemos juego, no reaccionamos anímicamente y los partidos los regalamos cuando nos convierten el primer gol”. Más de acuerdo todavía.

   “Siento que soy el único responsable de lo que pasó en Rosario”. Acá no puedo congeniar con el DT.

   Partamos de una base. Este plantel aurinegro cuenta con varios jugadores de experiencia que suman una cierta cantidad de partidos en Primera división, pero el problema es el conjunto. Es un equipo mal armado, sin jerarquía y sin futbolistas distintos que rompan algún molde. ¿Sigo? Los recambios no son del mismo tenor que los que venían jugando y hoy están lesionados, está desbalanceado y fecha tras fecha demuestra estar lejos del nivel que exige la categoría.

   Es más, creo que está padeciendo el torneo. En el receso de verano, se fue el técnico (Forestello) que tendría que haber seguido y se alejaron jugadores que estaban rindiendo según la exigencia de cada encuentro de Primera división.

   Creo que la dirigencia se equivocó con sólo acercar jugadores para reemplazar a los que se habían ido. Está bien, entiendo que la economía, en ese momento, estaba bajo cero, pero el club, de alguna manera, tendría que haber conseguido el capital necesario para acercar refuerzos de peso, que marquen diferencias y que hoy le permitan al hincha estar ilusionado con una posible salvación.

   El fútbol es el termómetro de la institución, y si el equipo desciende, también descienden los ingresos, las finanzas, el apoyo publicitario y el interés del simpatizante, del seguidor o del ciudadano común que se ve representado, de alguna manera, por Olimpo.

   Es cierto que este plantel no se formó con la actual CD, pero creo, sin meterme en los bolsillos de nadie, que se podría haber hecho algo para contratar, al menos, 5 o 6 incorporaciones para que el equipo salga a flote. No sé, opino desde afuera, pero sabiendo que es demasiado lo que se pierde, acá, en Buenos Aires, en la entidad y en AFA, cayendo a la B Nacional.

   Sobre ese tema no me voy a dar más manija. ¿Del cotejo del último sábado? Cuando un equipo está mal, está mal en todos los aspectos. La angustia por la situación que se vive, la presión por tener que sumar y no saber cómo, la falta de juego y de variantes como para ir a buscar un resultado, las ausencias de jugadores gravitantes, todo eso repercute en lo deportivo.

   Porque sino no se explica la falta de concentración en las marcas, el poco compromiso con el balón, el hecho de dejar que el rival te pinte la cara y de no estar preparado mentalmente para una “final”, como son los partidos que debe y deberá afrontar Olimpo en esta Superliga.

   ¿Pero sabe qué es lo peor? Que se le rían en la cara, como lo hicieron algunos futbolistas consagrados de Central, que estando sentados en el banco o mientras esperaban para ingresar, miraban absortos y con cara de estar pensando: “y este equipo está en Primera, ¡mamita!”.

   Olimpo se está cayendo a pedazos. Por el mal de todos y no por la culpa de uno sólo. El viernes viene Arsenal a Bahía, y es la última chance que tiene para encomendarse en el milagro de la salvación. Está lejos de los equipos que puede alcanzar para salir de la zona roja, no será fácil, pero en Olimpo se aferran a una frase que todavía los hace sentir vivos: “Para lograr lo posible, hay que intentar lo imposible”.