Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Unidos en la vida como en la profesión

Ernesto Alda y María del Carmen Covas, además de marido y mujer, son fundadores del servicio de Neonatología del Hospital Privado del Sur.

Foto: Pablo Presti La Nueva.

Cecilia Corradetti Ccorradetti@lanueva.com

  Se conocieron en los pasillos del Hospital de Niños Sor María Ludovica, en La Plata --su ciudad natal--, cuando ambos transitaban la residencia y desde entonces formaron un equipo indestructible, tanto en la vida como en la especialidad que comparten desde hace más de 40 años: la Neonatología.

   Ernesto Alda y María del Carmen Covas pisan fuerte en este servicio que atiende a bebés hasta los 28 días de vida y a otros tantos que nacen prematuros o con dificultades en el Hospital Privado del Sur. Para ellos, la Neonatología, y también este sanatorio de Las Heras 164, trasciende la profesión. Representa una forma de vida, una pasión.

   Ni él, un fanático de Gimnasia y Esgrima de La Plata, de 69 años; ni ella, “pincharrata”, de flamantes 70, conocían Bahía Blanca cuando alguien, en Buenos Aires, los entusiasmó para impulsar un equipo de trabajo junto al doctor Antonio Giuliano, ya fallecido. Tenían tres hijos y todo un camino por recorrer.

   “Nos decidimos y acá estamos, 36 años después, trabajando junto a un gran equipo de gente”, reflexiona Ernesto, que todavía, confiesa, no logra acostumbrarse a las situaciones inesperadas que suelen generarse en el ámbito hospitalario.

   “En diciembre nació aquí el bebé número 50 mil, de manera que vamos por muchos más. Cada nacimiento constituye una historia distinta y una alegría para cada familia”, señala, para agregar: “Creo que el verdadero logro de un médico es generar confianza. Cuando sucede lo más terrible que le puede ocurrir a un ser humano, como es la muerte de un hijo, y así y todo esa familia regresa, significa que hicimos las cosas bien”.

   --¿Sienten que representan una sociedad en la vida familiar como en la profesional?

   --(Ernesto) Absolutamente. Considero que las dos sociedades funcionan a la perfección porque prima el respeto.

   --(María del Carmen) El jefe del servicio es Alda, por lo tanto respeto sus decisiones y soy una médica más, aunque, claro, a veces suelo opinar más de la cuenta. Hablamos mucho fuera del hospital acerca de nuestros pacientes. Posiblemente cuando nuestros hijos eran chicos me aboqué más a ellos, pero hoy lo laboral se relaciona mucho con lo familiar.

   --Doctora, muchas mamás que dan a luz en el Privado del Sur coinciden en que usted suele ser muy estricta respecto de la importancia de la lactancia materna ¿Lo siente así?

   --Sí, posiblemente algunas me miren mal, pero es una etapa decisiva y dar el pecho es una gran oportunidad por los altísimos beneficios que genera. No alimentar naturalmente al bebé puede generar, además, mucha culpa y frustración. En definitiva, insisto en este tema porque estoy convencida de lo que representa la leche materna y del apoyo que necesitan muchas mamás.

   --¿Qué porcentaje de bebés nace sin inconvenientes?

 

   --(Ernesto) El 90% se va a su casa con su mamá y puede ser seguido desde acá o por sus pediatras. El resto, es decir, el 10 o 15%, ingresa al servicio de Neonatología, es decir, a cuidados intensivos o especiales, debido a distintas patologías. Ese es nuestro trabajo más intenso.

   --¿Son decisivos los equipos de última generación en materia de Neonatología?

   --(Ernesto) Claro que sí. Ayudan muchísimo a bajar la mortalidad, pero, ojo, nosotros no podemos hacer milagros. Esa es la parte dramática: hablar con los padres cuando algo no resulta. Así y todo, siempre hemos recibido una gran comprensión por parte de las familias.

   --(María del Carmen) En nuestra época no había tantos equipos y por lo tanto era inviable pensar en bebés de tan bajo peso que sobrevivieran. Hoy, la realidad es distinta y fascinante por lo gratificante. Se ha vuelto a ver la evidencia de lo natural, el contacto piel a piel con la mamá es fundamental. Por más tubos, catéteres y respirador que lleve un bebé, cuando está con su mamá la saturación mejora de inmediato.

 

   --¿Cómo abordan a familias, muchas veces ansiosas?

   --(María del Carmen) Con experiencia y responsabilidad. Uno se prepara para recibir a un bebé sano y a veces no sucede. Los médicos, en este sentido, debemos bajar nuestra omnipotencia.

   --(Ernesto) No me acostumbro al dolor, simplemente aprendí a enfrentarlo. La gente nos comprende porque nos ve trabajar y, para nosotros, la muerte inesperada, también representa un shock.

 

   Una especialidad que requiere compromiso

   La doctora Covas, también docente de la carrera de Ciencias Médicas en la UNS, admite que los egresados de Medicina suelen alejarse de las especialidades críticas, como el caso de Neonatología.

   “Te aleja un poco de la vida familiar porque conlleva mucha emergencia, guardias y fines de semana, más allá de que la remuneración a veces no es suficiente”, reconoce.

   “Sólo aquel que es médico y tiene una especialidad crítica puede entender a su pareja cuando no puede asistir a fiestas o actos escolares”, indica.

 

   Alda acota: “El que piensa estudiar Medicina, que lo haga. Pocas veces encontrará una carrera tan fascinante. Tirana, pero fascinante a la vez”.

   “La sonrisa de un paciente y de su familia es más que un logro, es algo que no tiene precio”.

   En cuanto a estadísticas, según señala, hay una infalible y es que, nueve meses después de las vacaciones, suele registrarse una verdadera “avalancha” de recién nacidos.

   “Este hospital tiene una limitante física. Nacen 1.700 bebés por año, pero si tuviéramos más camas llegaríamos a los 2 mil. Las plazas de Neo son 10 y están ocupadas en su mayoría durante todo el año”, dijo.

   En total, la ciudad registra 6 mil nacimientos al año. La mitad se producen en el Hospital Penna.

   “Todos los servicios de Neo deberían tener un seguimiento de sus pacientes prematuros, como se desarrolla en este hospital”, sostuvo Covas, para agregar que, a menos edad gestacional y menos peso, el riesgo de secuelas es mayor.

   “¿Anécdotas? Muchísimas ¡Todo el tiempo! Me sucede que me saludan pacientes que tienen más de 30 años y luego los busco en el libro de páginas amarillentas. Es una gran satisfacción porque forman parte de la historia de la ciudad”, señala Alda.

   

   Por el tiempo

   El servicio de Neonatología se creó el 21 de septiembre de 1982.

   Por entonces, el hospital pertenecía a una sociedad anónima y luego, hasta la actualidad, pasó a manos de la Asociación Médica de Bahía Blanca (AMBB).

   Familia

   El matrimonio tiene tres hijos: Maximiliano, de 41 años, endocrinólogo infantil; Guadalpue, de 39, neonatóloga, radicada en Australia y María del Pilar, de 36, doctora en Biología, investigadora del Conicet. Vive en Francia.

    Energía.

   “Cumplí 70 y fue todo un shock. No sé hasta cuándo podré mantenerme así, pero tengo mucha energía, tal vez por la misma actividad, que me renueva día a día”, reflexiona Covas. Felicidad. “La felicidad familiar la encontré en mi mujer, hijos y nietos, sin dudas, pero esta especialidad me completó como profesional. Siempre he sido muy bien tratado en este hospital”, dijo Alda.

    Irreparable.

   “La muerte del doctor Antonio Giuliano, un pilar en este equipo, fue para nosotros algo irreparable. Todavía lo seguimos llorando”.