Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Un caso que reabre la polémica

El 8 de diciembre de 2017, Juan Pablo Kukoc, de 18 años de edad, robó, junto con un cómplice, una cámara fotográfica a Frank Wolek, turista norteamericano que paseaba despreocupadamente por el barrio de La Boca. 
Kukoc, o su cómplice, no dio demasiadas vueltas cuando advirtió que la víctima oponía resistencia y anuló esa conducta aplicándole diez puñaladas, afectándole el corazón y otros órganos. 
Mientras los delincuentes huían, Wolek quedó tendido en el piso: el dolor y la sangre afectaban su cuerpo.
Ocasionales testigos iniciaron la persecución de los ladrones por el barrio. Sin haber presenciado lo ocurrido, pronto se involucró en esa acción el policía Luis Chocobar, de 30 años, que, vestido de civil, caminaba por el lugar.
Chocobar comenzó la persecución de Kukoc y a unos cuantos metros de distancia le disparó. Dos balazos. 
El joven cayó sobre el pavimento, fue derivado a un hospital y murió a los dos días. Ahora la justicia procesó al policía por homicio agravado y lo embargó en 400 mil pesos.
La decisión del juez se basó en un video que muestra los hechos y contradice las declaraciones de Chocobar acerca de una supuesta amenaza previa de Kokac, la posibilidad de que tuviese un arma y hasta un forcejeo previo. 
Quedó en claro que el ladrón corría y que el policía le disparó desde atrás, en una actitud que se considera de “exceso de legítima defensa”.
Hasta acá un resumen de un hecho fatídico, que de milagro no le costó la vida al turista y que alcanzó un rasgo particular cuando el presidente de la Nación, Mauricio Macri, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, tomaron postura en contra de la decisión de la justicia y asumieron la defensa del policía, de quien consideran que actuó “en cumplimiento del deber de funcionario público”.
No parece acertado que el Gobierno decida cuestionar a la justicia a favor de una conducta que al menos aparece como dudosa. Si no se está de acuerdo con las formas y con las leyes vigentes en la materia, sería momento de discutirlas y modificarlas, de mejorarlas y aplicarlas. 
Las correcciones deben ser de fondo y no espasmos que poco y nada tienen que ver con la lógica y la justicia.