Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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A un mes de la muerte de Matías, cómo está la causa

Galo Ochoa manejaba borracho y a más de 120 kilómetros por hora cuando atropelló y mató al joven de 18 años.

Fotos: Facebook y Rodrigo García-La Nueva.

   El primero de enero, pasadas las 3:30 de la madrugada, Galo Ochoa atropelló y mató a Matías Streitenberger en Raúl Alfonsín y Milún, barrio Patagonia.

   Galo, de 41 años, conducía su Subaru Impreza con 1,97 gramos de alcohol por litro de sangre (el máximo permitido es 0,5) y a más de 120 kilómetros por hora en un sector donde la máxima debería ser de 60 kilómetros por hora.

   Además, no tenía las luces reglamentarias traseras funcionando y "continuó su marcha con el parabrisas astillado, con lo cual podría haber provocado otro episodio grave de tránsito", según dijo el fiscal del caso, Marcelo Romero Jardín.

   Matías, de 18, estaba en la casa de uno de sus amigos festejando Año Nuevo cuando su auricular, el que le permitía escuchar ya que tenía hipoacusia, se quedó sin batería y decidió ir a su casa a buscar el cargador.

   El joven, fanático de Olimpo y muy apegado a su mamá, Marcela Morini, murió debido a los golpes que recibió cuando Ochoa lo atropelló.

   La policía detuvo a Galo el 2 de enero a la tarde cuando llegaba a su casa de Inglaterra al 300.

   Al día siguiente, llegó a fiscalía para declarar pero se negó y quedó imputado por homicidio culposo agravado, es decir, un accidente con una pena de 3 a 6 años.

   El abogado de la familia Streitenberger, Sebastián Martínez, afirmó que buscarían cambiar la carátula de la causa y así fue. Hoy, Galo Ochoa está preso en la cárcel de Villa Floresta a la espera del juicio, imputado por homicidio simple con dolo eventual que puede darle de 8 a 25 años de condena.