Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Gabriel llegó a Alaska, y su vuelta a Buratovich tendrá un plus solidario

Después de dos años de viaje en moto, regresará entregando filtros de agua en localidades que no cuenta con líquido apto para consumo humano.

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com.ar

   Gabriel detiene el motor y se baja. Frente a él, un cartel reza “Prudohe Bay” y señala su ubicación en el extremo norte de Alaska. Se deja caer sobre su moto, La Tordilla, y la abraza.

   “Llegamos”.

   Atrás quedaron unos 60 mil kilómetros, tres subcontinentes, 15 países y casi dos años de recorrido a través de selvas eternas, rutas inhóspitas y desoladas, de dormir en carpa o en casas de desconocidos, de encontrar nuevos amigos en el camino y de mirar al sur de vez en cuando, hacia su Buratovich natal, pensando en su familia.

   Su travesía en moto desde Ushuaia hasta Alaska comenzó en noviembre de 2016, en un primer tramo que tuvo Tierra del Fuego y Mayor Buratovich como puntos de partida y llegada, y continuó desde abril de 2017 hasta hace algunos días, cuando alcanzó el punto más al norte del continente americano. No fue fácil, y hasta en un momento pensó en volver. Pero el camino, esa América Extrema -como le gusta llamarla- desconocida, de sabores, aromas y gente diversa lo llamaba; y siguió adelante.


En el ingreso al parque nacional Denali, en Alaska, junto a Santiago, otro motoquero argentino.

 

   Después de haber atravesado toda Sudamérica, sobre fin de 2017 llegó a Centroamérica, donde anduvo por Guatemala, Costa Rica y El Salvador. De ahí pasó a México y sus ruinas mayas y aztecas, y la Ruta del Oro, para llegar a Colorado (Estados Unidos), donde durante el invierno del norte trabajó como constructor e instructor de sky y snowboard. Juntó dinero y se preparó para la última parte de su viaje.

   Esta vez no estaba solo: lo acompañaba su amigo Andrew Gonzales en camioneta; también habían llegado Silvio, Leonela y el pequeño Simón especialmente desde Argentina, para hacer juntos un tramo del viaje. A mediados de año recorrieron parte de la mítica Ruta 66, llegaron al océano Pacífico y giraron nuevamente hacia el norte. Había que llegar a destino antes del otoño.

   Así fueron pasando los estados de Oregon y Washington, el cruce a Canadá, noches de acampada en parques nacionales como Jasper y Barns, avistaje de animales salvajes y lo que más disfruta él: naturaleza por todas partes. Silvio y familia ya habían vuelto al país y, casi sin darse cuenta otro argentino, Santiago, y su moto, se habían sumado a ellos, para compartir la parte final de la travesía: Alaska, el parque Denali y, por fin, Dead Horse y Prudohe Bay.


En las Rocky Mountains, junto a Silvio, el pequeño Simón, Leonela y su amigo Andrew Gonzales.

 

    “Cuando llegamos fue una mezcla de emociones, con la felicidad inexplicable de haber cumplido el objetivo: atravesar América de punta a punta con La Tordilla. Fue una sensación hermosa”, cuenta hoy Gabriel, de vuelta en California y juntando dinero para el regreso.

   Por ahora, no habrá nuevos destinos ni otros continentes; la vuelta será nuevamente en La Tordilla, con Mayor Buratovich como destino final. En el trayecto, la idea de Gabriel es retribuirle a esa América Extrema un poco de todo lo que le brindó en los últimos meses: quiere darle un fin social a su travesía.

   “Tengo muchas cosas pendientes y entre ellas esté el volver y ver a mi familia. Pero mientras regrese, tengo previsto hacer una campaña solidaria en distintos pueblos de México y Centroamérica”, asegura.
 

Una aventura por todo el continente

 

   La idea, que ya está bastante avanzada, es llevar filtros de agua potable a algunas poblaciones -de difícil acceso , en zonas montañosas o selvas- que no tienen agua potable, y que permitirán que toda la población tenga acceso a líquido de calidad.

   “En estos momentos estoy coordinando con el proveedor -que está en México- de los filtros, para ver cómo lo hacemos. Lo ideal sería moverme en un vehículo en qué llevarlos; a esto se sumaría la logística para poder instalarlos, además de dar una mano con algún tipo de construcción, facilitando herramientas y asesoramiento”, dice.

   Por ello, su intención es comprar una camioneta donde transportar las herramientas y los filtros, cerrándola con un cámper para dormir en ella, y un tráiler para la moto.

   “Es una forma de devolver lo que me ha dado el viaje; por eso decidí no regresar en avión ni mandar la moto por otro medio. Este es un continente demasiado lindo y exótico, poco conocido para muchos, en un estado natural que pocos lugares en el mundo tienen”, relata.


Gabriel y La Tordilla, en el acceso al parque nacional Gran Cañón.

 

   Queda todavía un largo recorrido hasta su Mayor Buratovich. Con su familia se comunica a diario, la sangre tira, pero las distancias y su travesía no permiten pensar en un reencuentro inmediato. Sus cálculos le dicen que no estará en el país antes de junio, pero también estima que pasará las fiestas de fin del año que viene. Las de 2018 las pasará en Colorado, junto a la familia de Andrew; su otra familia, como él mismo la define.

   Siempre con su cruzada solidaria como eje principal del retorno, la intención es salir de Estados Unidos en enero, para pasar nuevamente por México y -esta vez sí- poder visitar Cuba; después seguirá hacia el sur.

   “En 2012 hice el mismo viaje, desde Colorado hasta Argentina, pero con amigos, con otro plan. Este, el que estoy haciendo ahora, ha sido una América Extrema con todas las letras y condimentos, como aventura, supervivencia, interacción y conexión con la naturaleza”, cuenta.
 

Con retrasos, la travesía sigue adelante


   Gabriel asegura que ha sido una travesía de reflexión y espiritual, que le ha permitido conectarse con valores, solidaridad y motivos importantes que valen la pena tener presentes.

   “Más que los kilómetros recorridos, lo importante son las experiencias que viví. Ya perdí la cuenta de todo lo que recorrí, pero lo importante son los amigos, la gente que conocí y el mundo de las motos que me sorprendió para bien, por su solidaridad y camaradería. Moverse en dos ruedas da sensación de libertad”, explica.

   El "¿y ahora qué hacemos" que llegó a su mente en Alaska ya ha sido respondido y está a semanas de comenzar. El camino lo espera y él tratará de devolver todo lo recibido en estos dos años. Porque, como todo viajero, Gabriel no entiende otra manera de hacer las cosas.

Diario de viaje


Sin problemas. Gabriel destaca que La Tordilla -su Honda 250cc Tornado- no tuvo ningún inconveniente serio durante la travesía. El último trayecto debió realizarlo con algunos rayos emparchados, debido a los golpes de las piedras del camino. El mantenimiento se lo realizaba él. 

Por las redes. Para seguir el viaje de Gabriel a través del continente, se puede ingresar a la fanpage de Facebook/America Extrema. También hay una cuenta de Instagram/americaextremaok.

Into the wild. Si bien no pudo llegar al colectivo original, en el parque Denali -en Alaska- cumplió su sueño de conocer el Magic Bus de la película Into The Wild, que cuenta la historia de los últimos días deChristopher McCandless, el joven que murió en el corazón de Alaska “después de escapar a una vida de hipocresía, materialismo y rutina consumista”.