Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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¿Cuál será el aporte regional para la cosecha récord de la campaña granaria 2018/2019?

En el país se prevé un registro de 140 millones de toneladas, de los cuales cerca de 19 M/T serán de la zona (casi el 14 %). El valor bruto total de productos primarios rondará los U$S 23.000 M.

Espigas de trigo en el distrito de Coronel Dorrego, la última semana. / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Guillermo D. Rueda
grueda@lanueva.com

   La proyección de la producción primaria de granos en la Argentina prevé una zafra de 140 millones de toneladas y la incidencia de semejante cifra en la región cercana al puerto de Bahía Blanca, con casi 19 millones de toneladas, va en la misma sintonía.

   Considerando que la campaña 2017/2018 —en medio de inesperadas inundaciones— había sido de 98,8 millones de toneladas, se aprecia que el incremento, hasta el momento, de casi el 40 % es por demás significativo.

   Por una menor incidencia de la soja, en la región productiva cercana a nuestra ciudad el incremento es de alrededor del 20 % respecto de la campaña previa.

   De acuerdo con la Bolsa de Comercio de Rosario, el valor bruto de la producción primaria de la campaña 2018/2019 rondará los 23.000 millones de dólares, en tanto que la exportación alcanzaría los U$S 25.500 millones.

   En ese sentido, el derrame que se estima para nuestra región, aun considerando que las cosechadoras no ingresaron a los lotes, como una forma de aclarar la relatividad de la referencia, es de alrededor de 3.000 millones de dólares.

   El marco de nuestra zona está circunscripto a 43 distritos/departamentos de las provincias de Buenos Aires y de La Pampa, que es la referencia de trabajo de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca.

   Como es natural, los cultivos de invierno son los que tienen más repercusión en el porcentaje.

   En el caso del trigo, de una producción nacional que —de acuerdo con los datos de la secretaría de Agroindustria de la Nación— se estima en 20,14 millones de toneladas, 5,49 M/T se aguardan que aporte la región. Esto es un 27,26 % del total nacional.

   Aun con menos superficie sembrada, mayor es la incidencia de la cebada. En el país se aguarda una cosecha de 4,48 millones de toneladas, de las cuales 2,80 M/T serán de la región. Representa el 62,50 % del total de la producción argentina.

   El notable crecimiento del girasol para la zona cercana a nuestro puerto quedó evidenciada para la actual campaña. Se esperan cosechar 3,79 millones de hectáreas y 1,21 de ellas son de la región. Esto significa el 31,93 % del total argentino.

   En maíz el porcentaje de representación de la zona en el país es del 9,70 %, ya que se espera una zafra de 49,68 millones de toneladas y aquí se recolectarán 4,82 M/T.

   Como también es lógico, la soja es la de menor repercusión, más allá que la superficie no decae y hay expectativas de un leve incremento campaña tras campaña.

   En la Nación se espera una cosecha de 54,25 millones de toneladas y en la zona unas 4,46 M/T. El porcentaje de la zona cercana a Bahía Blanca es de 8,22 %.

   Para el caso del sorgo, la representación es pequeña: aquí se cosecharán 149.000 toneladas y 3,79 M/T en el país, con porcentaje de 4,01 %.

   Desde la secretaría de Agroindustria de la Nación también se contempla una cosecha de alrededor de 4 millones de toneladas (para llegar a las 140 M/T), con cultivos como arroz, algodón, centeno, colza, avena, cártamo, lino, alpiste, maní y mijo (ver recuadro).

Plantación arrocera en el norte del país.

   El porcentaje total de incidencia de nuestra zona, que es del 13,91 %, excluye estas 4 millones de toneladas.

   El valor considerado de la producción primaria por la Bolsa de Comercio rosarina es de 13.729 millones de dólares en el caso de la soja; de U$S 5.111 millones para el maíz y de U$S 943 millones para el girasol, en los cultivos de verano.

   La BCR, en sus estimaciones iniciales, prevé 2.476 millones de dólares en trigo; U$S 551 millones en cebada y U$S 386 millones en sorgo.

   Respecto de las exportaciones, la cifra de U$S 25.500 millones estimada por la BCR surge de multiplicar el valor FOB de la nueva cosecha por la cantidad que se va a exportar en la nueva campaña comercial.

El lado B

   “No solo la producción apunta a un récord. Los costos financieros también lo serán”.

  Lo dijo Diego Palomeque, director académico de agroeducacion.com

   “La utilidad operativa del negocio, donde juegan a favor la proyección climática y el tipo de cambio, no tanto los precios de los granos, estará fuertemente erosionada por el costo de financiar el negocio”, agregó.

Diego Palomeque, director académico de agroeducacion.com 

   Palomeque sostiene la inconveniencia de tomar préstamos en dólares, que cotizan al 10 % en promedio, y en pesos, de hasta el 80 % anual.

   “No es ningún secreto que el agro argentino, como en el resto del mundo, funciona con un fuerte componente de deuda para financiar su capital de trabajo, por la sencilla razón de que los frutos se cosechan al final del ciclo y las cuentas por pagar, generalmente, vencen antes”, indicó.

   “Por eso lo ideal es acomodar los pasos para minimizar el daño en la rentabilidad”, sostuvo, antes de dar unos consejos en este sentido.

   El trigo de diciembre de 2018 cotiza 180 dólares; la misma tonelada, vendida en marzo de 2019, se cotiza U$S 196.

   “Ese diferencial de precio representa un premio directo del 9 % por diferir la venta por sólo 90 días. Esa misma tasa, pero medida anualizada, representa más del 30 % de premio por diferir la venta”, sostuvo.

   “En la medida que el premio supera los costos de almacenaje, más los costos de financiar el diferimiento de esa cobranza, genera rentabilidad incremental anotar ventas en meses de poscosecha.

   Este ejercicio debe hacerse siempre y no es una cuestión de mera capacidad financiera”, dijo Palomeque.

   “Por eso siempre es conveniente estar largo en crédito disponible respecto del crédito efectivamente a tomar”, añadió.

   “Esto no sólo permite optimizar costos —ya que el precio del financiamiento hoy se mueve en rangos muy amplios, tanto para pesos como para dólares—, sino que también permite tener flexibilidad financiera en el financiamiento de poscosecha, donde hay premios económicos para quienes se financiaron correctamente y, por ende, tienen la posibilidad de llevar en carry buena parte de su producción hacia adelante”, aseguró.

   Palomeque también se refirió a los puts y a los calls.

   “Son importantes herramientas para cerrar márgenes comerciales. Y que poco se usa. Fijar pisos de precio, a la vez que estar expuestos a potenciales alzas, se puede hacer todo el tiempo. Y usar estas herramientas es manejar profesionalmente la administración de riesgos propios del negocio. La timba de llegar a cosecha 100 % abiertos en precio, es una mala praxis. Y si por dinámica de la realidad termina saliendo bien, sigue siendo una mala praxis”, insistió.

   “No hay producto en pesos que tenga, hoy por hoy, un costo financiero atractivo y, ni siquiera, razonable”, dijo.

   “Descontar cheques en la Bolsa, para hacer caja con el flujo futuro del negocio, cuesta hoy aproximadamente 55 % anual. Ningún margen de la cadena agropecuaria permite absorber ese costo de capital”, sostuvo Palomeque.

   “Si decido financiarme en pesos, o necesito financiarme en moneda local, tengo necesariamente que evaluar un 'hedge' cerrando el tipo de cambio en el mercado de dólar futuro, de manera de cerrar en forma sintética una tasa en dólares equivalente que sea menos gravosa para el negocio”, explicó.

   Palomeque sostuvo que el conocimiento es el factor exponencial que empuja la rentabilidad.

   “En temas de producción; de gestión comercial; de logística y de gestión financiera se define la suerte del negocio”, concluyó.