Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Las profesiones de Damián

Guadalupe le pedía sexo a Damián casi todos los dias.

Damián no quería. Damián le decía que era peligroso.

—¿No te gusta? —preguntaba Guadalupe.

—¿Cómo no me va a gustar? Me encanta.

—¿Y entonces?

—La verdad me da mucho miedo que llegue tu esposo.

 

* * *

 

Damián llegó hasta la casa de Guadalupe en su auto. En el baúl guardaba la cortadora de césped.

Desde ese día Damián fue jardinero, plomero, service de internet, gasista y hasta piletero.

Guadalupe había encontrado la forma de que a Damián se le pasara el miedo. Y tuviera siempre una excusa a mano por si llegaba Nacho.

Fueron felices 6 años. A escondidas.

 

* * *

 

Ahora Damián se ríe... Y cuenta.

—Una noche casi me muero de un infarto. En un momento estábamos en silencio en la cama... Me había dormido... Guadalupe me grita: “es Nacho, es Nacho”. Me hice el que estaba tranquilo: “Tranqui”, le dije. “Vos bajá y retenelo. Yo me cambio, me voy por atrás y salto el paredón”. Dejamos todas las luces apagadas. Tenías que ver lo que era yo gateando entre el cuarto y la escalera manoteando toda mi ropa. Fui juntando pantalón, calzoncillo, camisa, suéter, zapatos... y una sola media. Cuando iba saliendo y ella retenía a Nacho le dije: “Fijate que por ahí quedó una media que no encontré”.

La situación era difícil para disfrazar con algunas de las profesiones-máscaras de Damián.

 

* * *

 

Fue una falsa alarma.

—Damián, Damián...

—No grites... Pará...

—Pará... no era Nacho... Era una amiga que me hizo una joda porque sabía que vos estabas acá.

—Qué chistosa. Casi me mata...

—Bueno... ya está. ¿Te quedás un ratito más?