Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Las ciclovías siguen en la mira

Como concepto, es adecuado y necesario. Pero no todas las ciudades están preparadas para poder implementar este recurso.

Parece ser que el trazado de las discutidas ciclovías bahienses no termina de encontrar el consenso adecuado para, por un lado, sostener la única ya materializada y, por el otro, para avanzar con un proyecto ambicioso en cuanto a cubrir gran parte de la trama urbana local.

A pesar de haberse cumplido con los pasos adecuados para este tipo de intervenciones, por caso realizar reuniones previas con todos los sectores sociales, concretar una audiencia pública e invitar a los vecinos al Concejo Deliberante, hubo que esperar que se concretara el primer tramo para que comenzaran a surgir y a ser audibles las voces de disconformidad.

Es el caso de los comerciantes de calle Yrigoyen, ubicados en el tramo de arteria comprendida entre San Martín y la avenida Napostá, que han manifestado a viva voz, y también por escrito, las consecuencias que aseguran tener sus comercios como consecuencia de haberse destinado una franja del pavimento a la circulación exclusiva de las bicicletas.

Esa queja había tenido lugar tiempo atrás, cuando la Municipalidad anunció la idea de trazar un carril en la avenida Alem, lo cual generó la reacción de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines, convencidos sus integrantes de ser afectados por esa medida que se traduce, en terminos concretos, en resignar estacionamiento vehicular.

Toda intervención urbana es de alta complejidad. Afecta, para bien y para mal, a todos. Por eso se discute, se buscan consensos, se toman decisiones finales que a veces tienen sus costos.

Las ciclovías son un bien para una ciudad. Permiten dar un espacio seguro a uno de los protagonistas más vulnerables del tráfico urbano.

Como concepto es adecuado y necesario. Pero no todas las ciudades están preparadas para tenerlas. Cada cual exige un estudio muy profundo.

la tensión existe, las demandas de las partes se hace escuchar. Hay que seguir trabajando, reflexionando y analizando el tema. La decisión final debe tener la mejor base para poder sostenerla en el tiempo. Si se debe corregir, se debe hacer.

Pero también es necesario asumir que siempre el bien general está sobre el particular, y que la ciudad demanda ese tipo de consideraciones.