Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Justicia: comparaciones que duelen

Allá, en Inglaterra, Wayne Rooney, delantero del Everton e ídolo del Manchester United y de la selección nacional, terminó condenado a dos años sin conducir y 100 horas de trabajos sociales tras haber dado positivo en un control de alcoholemia, el pasado 1 de septiembre.

Acá, en Bahía, Nazareno Goyak, acusado de chocar contra un remís y provocar graves lesiones a la joven Dana Guiglioni, luego de que un semáforo cayera sobre su cuerpo en Mitre y 11 de Abril, el 2 de junio último, permanece en libertad gracias a un fallo de la jueza Susana Calcinelli, quien rechazó el dictado de la prisión preventiva y otorgó la excarcelación correspondiente.

Allá, el goleador había sido sorprendido por la policía a las 2 de la madrugada conduciendo con más alcohol del permitido en la sangre. Rooney iba acompañado por una mujer a la que había conocido en un pub durante aquella noche.

Acá, se constató que Goyak conducía a excesiva velocidad, trasponiendo varios semáforos en rojo por una arteria céntrica de la ciudad.

Allá, el juicio se celebró el lunes, a sólo 17 días del hecho en cuestión, en un tribunal de Stockport, noroeste de Inglaterra. Y al término del mismo Rooney difundió un comunicado de prensa en el que pidió disculpas y expresó su arrepentimiento.

Acá, casi cuatro meses después del episodio que aún hoy mantiene bajo un complejo tratamiento de rehabilitación a Guiglioni, Goyak no expuso el mínimo arrepentimiento por lo sucedido.

Allá, tras la audiencia judicial, Rooney se mostró compungido. "Quiero pedir públicamente disculpas por mi falta de juicio por conducir con alcohol por encima del límite legal. Fue completamente equivocado. Ya he pedido disculpas a mi familia, a mi entrenador, al presidente y a todos en Everton".

Acá, Goyak hasta se mostró desafiante, en un comportamiento incomprensible y de nula humanidad hacia la víctima de su accionar temerario al comando de un Audi A4.

Allá, Rooney es reconocido por una carrera futbolística de excepción. Plagada de títulos y goles, aunque con más de un desliz por su adicción al alcohol.

Acá, Goyak ha cosechado protagonismo a partir de varios capítulos que lo exponen como un individuo peligroso. Como el que expuso Juan Lopetegui, vecino de Monte Hermoso, quien recordó un grave episodio en noviembre de 2014, que tuvo como principal protagonista a Goyak y que no terminó en tragedia por milagro. Las víctimas: su esposa y su pequeña hija.

Mientras tanto, allá y acá la vida continúa. Aunque con varas muy diferentes a la hora de medir y condenar los exabruptos de unos y otros.

Una justicia expeditiva, contundente en su mensaje; otra entredormida, en ocasiones garantista. Sin el mínimo sentido común.

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